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El arte puede manifestarse de mil maneras diferentes. En esta ocasión, hemos querido mostraros ejemplos de arte que se esconden en los principales museos de Madrid y ante los que no solemos detenernos.

Museo del Thyssen-Bornesmisza

¿Puede una tienda de souvenirs convertirse en un centro de arte? Lo cierto es que sí. Ana Cela, responsable de la tienda del museo Nacional Thyssen-Bornesmisza nos lo demuestra. “Siempre estamos buscando nuevos artesanos, proveedores, diseñadores, …”, Gente creativa, en definitiva. “Les invitamos a que vengan al museo, elijan una obra y se pongan a diseñar” de su imaginación nacen auténticas obras de arte que se exponen y venden en este negocio: desde camisetas hasta vajillas, pasando por relojes o joyería. Cada pieza de esta tienda representa una obra del museo. Por eso no es de extrañar lo que facturan al año: ¡Aproximadamente 3.000.0000€!

El Museo del Prado perdió en 2020 18,5 millones y no ve recuperación hasta 2023

Museo Nacional del Prado

En la mayor pinacoteca de Madrid, nos encontramos con la restauradora Gemma García, que nos explica la importancia que adquiere un marco en una obra de arte. Y, aunque a veces no se le dé la importancia que realmente tiene, lo cierto es que puede determinar la profundidad y luminosidad de un cuadro. “Cada obra está concebida para llevar un marco determinado”, nos explica, “no es lo mismo ver una pintura con un marco negro, que absorbe completamente la luz; que ver un cuadro con un marco dorado que refleja la luz”.

De hecho, muchos artistas diseñaban sus propios marcos. Pues no es un detalle que dejar al azar y preferían asegurarse que la totalidad de la obra -marco y cuadro- fueran creados por ellos mismos.

Los museos más raros e insospechados de Madrid

Museo Reina Sofía

¿Sabías que hay esculturas del Reina Sofía expuestas en mitad de la calle? Este es el caso de la gran Pincelada del artista ‘pop’ norteamericano Roy Lichtenstein, junto a la que nos espera la guía Cristina Guedán.

También nos muestra otros ejemplos de arte al aire libre, como son el Pájaro Lunar, de Joan Miró; una escultura de Eduardo Chillida o los móviles de Calder.

“Muchas veces tenemos que comentar que son auténticas porque la gente piensa que, por el simple hecho de estar en lugares públicos y abiertos, son copias de las esculturas reales” y no es así. “El director puso mucho empeño” para que el arte estuviera a disposición de todos.