Según un estudio, el 5% del pescado que compramos no es realmente el que creemos. Las especies que más se suplantan: lenguado, bacalao, atún y merluza, los más afectados. Es más fácil caer en el fraude si el pescado está despiezado.
Además de económico, se trata de un fraude para nuestra salud porque las especies con las que se suplantan estos pescados no tienen las mismas propiedades.