Este individuo, que está en tercer grado cumpliendo condena por violación de menores, tiene una orden de alejamiento de 500 metros de la adolescente a la que durante las últimas dos semanas ha venido persiguiendo.
Los hechos se remontan al 31 de enero, primera toma de contacto visual entre la niña, que iba en el metro y este individuo que no paraba de mirarla. Ella no le dio más importancia hasta que, al día siguiente, este hombre la aborda a la entrada de la biblioteca que ella frecuenta y la ofrece su teléfono, un contacto que ha resultado crucial en el caso.
Y es que, gracias al número y a la fotografía de perfil de su WhatsApp, se le ha podido identificar resultando ser un multiviolador acusado en 2010 a 49 años de prisión por agredir a niñas y adolescentes de entre 6 y 17 años en municipios de la zona sur de la Comunidad de Madrid, como la localidad de El Álamo.
Pues bien, tras sentirse intimidada por ese acercamiento, la familia de la menor interpuso denuncia en la comisaria alertando de los hechos. Gracias a la actuación de la adolescente, que en todo momento informó a sus padres del presunto acoso al que estaba siendo sometida, "este monstruo", como lo califica la madre de la víctima, ha podido ser arrestado.
La detención tuvo lugar el jueves pasado precisamente en la sala de estudios de la biblioteca donde la joven fue abordada por primera vez. "Él entró, se sentó allí, abrió una carpeta y se puso a metros de mi hija", relata la madre de la chica que dio la voz de alarma a la familia, pidiendo que llamaran a la policía que se personó de inmediato en el centro procediendo a su arresto.
Tras ser arrestado, el juez le impuso el pasado domingo al hombre una medida de alejamiento de 500 metros de la joven, aunque se supone que este recluso puede perder sus beneficios en prisión y que se le impongan medidas disciplinarias.
La familia de la menor no concibe que este individuo, con su historial delictivo, siga en régimen de semilibertad simplemente pernoctando en prisión. En la actualidad ya había accedido al tercer grado penitenciario en el Centro de Inserción Social Victoria Kent, en el barrio de Delicias. "Pensaba que al menos lo meterían en la cárcel a la espera de juicio. Es tremendo", sostiene la madre de la niña que ha relatado cómo lo están pasando en casa desde que este "monstruo" entró en sus vidas hace 15 días. "Esta gente no se reinserta en la vida", sostiene.
"Este individuo sabe dónde vive mi hija, además lo tenemos en la zona". Pero, "que tenga una orden de alejamiento sobre mi hija no significa que no pueda acercarse a otras niñas".
"Estamos menos asustados, más tranquilos y fuertes por ella, por protegerla". Nunca piensas que te vaya a pasar. "Mi hija, - añade- jamás ha venido en sus 17 años llorando con miedo pidiendo meterse en mi cama". "mi hija va acompañada a todas partes y mira a todos lados los pocos metros que va sola".