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(Actualizado

Hablamos de cómo detectar y actuar en los casos de trastornos de la alimentación con el doctor Luis Gutierrez Serantes y con María González, psicóloga experta en trastornos de la alimentación del Instituto Médico Europeo de la Obesidad (IMEO).

TRASTORNOS ALIMENTICIOS MÁS FRECUENTES

Síndrome por atracón

Representa una sobre ingesta compulsiva de alimentos. Después del atracón, aparece una fase de restricción alimentaria en la que baja la energía vital y se siente necesidad de comer. Una vez que se inicia otra sobre ingesta, disminuye la ansiedad y el estado de ánimo mejora.

El individuo reconoce que el patrón alimenticio no es correcto y se siente culpable por la falta de control. Sin un apoyo médico o nutricional, la persona que ha desarrollado este trastorno difícilmente puede romper el círculo vicioso que resulta dañino para su cuerpo y salud.

Anorexia

La anorexia implica una pérdida de peso, superior al 15%, debido al seguimiento de dietas sumamente restrictivas. El enfermo apenas come y utiliza métodos purgativos como vómitos, diuréticos o laxantes después de ingerir mínimas cantidades de comida. También se realiza ejercicio en exceso.

Las principales víctimas de este mal son los adolescentes y las mujeres jóvenes que presentan una alteración de su imagen corporal, sobrestimando el tamaño de cualquier parte de su cuerpo. Las características psicológicas y sociales incluyen miedo intenso a comer en presencia de otros, dietas bajas en hidratos de carbono y grasas, preocupación por el alimento, abuso de laxantes y mentiras en cuanto la comida.

Bulimia

La bulimia se produce por una excesiva influencia de la figura corporal, acompañada de constantes atracones, seguidos de métodos compensatorios inapropiados para evitar el aumento de peso. A diferencia de la anorexia, aquí se observa una elevada ingesta de alimentos en un periodo de tiempo menor a dos horas, acompañada por una sensación de pérdida del control, baja autoestima, ansiedad y sentimientos de depresión.

Para contrarrestar el atracón, aparecen comportamientos compensatorios como vómitos, uso de laxantes o diuréticos, ayuno o ejercicio excesivo. A causa de los ácidos del estomago, eliminados por el vomito, podemos notar erosión en los dedos y oscurecimiento de los dientes que son algunos de los síntomas que dilatan la presencia de la enfermedad.

Ortorexia

La ortorexia representa la obsesión patológica de una persona por la calidad de la comida. Es un trastorno obsesivo-compulsivo, muy perjudicial para la salud que en algunos casos causa desnutrición, hipervitaminosis o incluso la muerte. El perfil de un ortoréxico se caracteriza con extrema obsesión por la alimentación que él mismo considera saludable. Se dedica especial atención a las etiquetas con los valores nutricionales e ingredientes de los productos y se emplean más de 3 horas para organizar la dieta. A diferencia de las personas que nos son enfermos, los ortoréxicos nunca interrumpen su régimen, ni siquiera en ocasiones especiales.

Excluyen de la dieta carnes rojas, huevos, harinas, lácteos, azúcares, grasas y los alimentos tratados con herbicidas o pesticidas, pero sin el debido reemplazo de los alimentos necesarios para el correcto funcionamiento del organismo. Como consecuencias dañinas de esta conducta aparecen las anemias, hipervitaminosis y carencias de oligoelementos, como cobre, hierro, cinc, yodo, etc. En algunos casos la obsesión excesiva por comer sano puede derivar en dolencias más graves como hipotensión y osteoporosis, depresión, ansiedad e hipocondría.

Vigorexia

Es un trastorno que afecta más a los hombres. Se caracteriza con la preocupación obsesiva por el físico y una distorsión del esquema corporal. Puede presentar dos manifestaciones: la extrema actividad del deporte o, la ingesta compulsiva para subir de peso ante la percepción de estar aún demasiado delgado. La vigorexia implica una adicción a la actividad física y en especial a la musculación. El individuo realiza ejercicio excesivo a fin de lograr un desarrollo muscular mayor de lo normal, de lo contrario se siente débil o enclenque.

A esta exigencia se suma un trastorno en la alimentación que se hace patente en una dieta poco equilibrada en donde la cantidad de proteínas e carbohidratos consumidos es excesiva, mientras que la cantidad de lípidos se reduce. Esto puede ocasionar alteraciones metabólicas importantes, sobre todo cuando hay consumo de esteroides que ocasionaría cambios de humor repentinos.