Entra en vigor en este mes de junio la nueva tarifa de la luz por horarios, y en Buenos Días Madrid de Onda Madrid queremos profundizar en ello, junto a Pedro Mielgo, presidente de Madrileña Red de Gas y de NGC Partners.
A Juan Pablo Colmenarejo le reconoce que la discriminación horaria tiene componentes racionales, en cuanto a distinción de costes, “pero no lo tiene el uso exacto que se ha hecho del concepto. Poner como periodo valle desde las 00h a 8h solamente, quiere decir que hay utilizaciones de electrodomésticos que se van a ir a horas intempestivas, por tanto, hay que cambiar los hábitos de vida”.
Cosas que no se harían
“Poner la lavadora de madrugada, cocinar los fines de semana o planchar de noche suena un poco jocoso, pero es a lo que induce la discriminación horaria. El coste de la tarifa eléctrica puede bajar si se hacen cosas que normalmente no se harían. Y en cuanto a las empresas industriales les va a impactar negativamente en los precios”.
Mielgo no entiende esta manera de distribuir las franjas, “por qué se han dictado estas normas con esos números. Aunque es verdad que en el periodo valle se abarata mucho, en el periodo punta, que es el inevitable porque coinciden con las comidas o las cenas en casa, se multiplica por cuatro el precio de la electricidad. Esto hay que explicarlo bien y saber qué estudios previos se han hecho y con qué objetivos concreto”.
Lo dicta el Gobierno, no el mercado
Según explica Mielgo, se multiplica por cuatro porque así lo dicta el Gobierno. “No es cosa del mercado y menos para aquellos consumidores que están en el mercado regulado. En el mercado se gestionan los costes de los mayoristas. Pero los precios de los minoristas (de los que estamos hablando), unos están regulados y otros los regula el gobierno”.
“Hay un intento de rebajar el consumo en horas punta, cuando la energía es más cara porque cuesta más producirla. Pero se intenta, haciendo que los consumidores reduzcan la demanda, trasladándola a otras horas. Esa idea que está bien, hecha con otros números podría funcionar sin impacto negativo. Hay que incentivar. Parece que gobernar es obligar y prohibir, cuando debería ser incentivar”.
Cambio de hábitos
El presidente de Red de Gas Madrileña no cree necesariamente que el que no cambie de hábitos vaya a pagar mucho más. “Pero sí las empresas. Habrá consumidores que puedan cambiar sus horarios, y otros no. Probablemente, habrá muchos que se queden más o menos lo mismo. Y los que no cambien nada sus hábitos, pagarán más. ¿Cuántos serán? Lo veremos los próximos meses. Se sacarán conclusiones y si hay que volver a modificar el sistema, se hará. Estamos con reformas continuas en el sector y esta no parece que vaya a ser la última”.
Pide un IVA reducido
En el recibo caben muchas cosas y lo que no cabe, según Mielgo, “lo pagamos por otro lado”. “Al final, aparte de los costes de políticas decididas por los gobiernos, las primas a las renovables o los extracostes de los sistemas peninsulares, están los impuestos que se pueden reducir".
"La electricidad es un bien básico y esencial -recuerda- Si algo merece racionalmente que se le ponga un IVA superreducido es la electricidad. Los gobierno se han negado a hacerlo porque prefieren recaudar. Hay algunos conceptos que van a salir de la tarifa pero que van a pagar los consumidores. No en los Presupuestos Generales del Estado sino como consumidores de otras energías. En los últimos 15 años de transición energética, el precio de la electricidad se ha incrementado de media un 70%, al igual que ha pasado en los países del entorno”.
Abaratar el recibo
Mielgo ofrece algunos consejos prácticos para intentar abaratar el recibo. “El 60% son impuestos y otros costes y el 40% lo que cuesta comprar la electricidad. Los consumidores tienen algunas herramientas para poder bajar la factura. En primer lugar, revisar el contrato y la potencia contratada, porque aunque sea poquito, ayuda a rebajar la factura. Después, ver si hay consumos que puedan trasladarse a otras horas. Si tiene algún electrodoméstico programable para que cuando uno se levante lo tenga limpio. Hay una reducción de coste haciendo estas cosas. Y por último, tener cuidado con el alumbrado de la casa. Sólo tener encendido la luz donde uno está, no en toda la casa”.
Para terminar, ofrece su opinión sobre lo que este martes se va a aprobar en Consejo de Ministros, que los costes de emisión de CO2 repercutan en las empresas y no en los usuarios. Las eléctricas lo interpretan como una intervención del mercado, al igual que Mielgo, bastante crítico.
Castigar sin sentido
“El gobierno tiene el poder de hacerlo pero otra cosa es que estén bien hechas -dice- Las empresas se quejan, con razón, de que no ha habido diálogo. Después de haber acordado, no hace mucho, con este gobierno el cierre progresivo de las nucleares. Pero si se les cambia las reglas de juego de golpe sin compensaciones, pues a las empresas no les va a gustar. Y no le quepa duda, buscarán la compensación en otro lado. Es lógico, razonable y justo. El argumento del gobierno de castigar a las nucleares hidráulicas, que no contaminan, se les castiga, y no tiene sentido”.
“Los consumidores acabaremos pagando los costes de una manera u otra. Pensar lo contrario es contrario a la lógica y sólo se puede hacer con una intervención. Y aquí quisiera hacer una reflexión. En la economía moderna hay tres tipos de mercados, los regulados, los hiperregulados y los intervenidos. En los sectores energéticos, son hiperregulados, y no me gustaría verlos en la categoría de intervenidos y con esta ley se acerca a ello”.