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Cada día cerca de 55.000 personas son atadas o sedadas para reducir su agitación en las residencias españolas, según una estimación de la Confederación de Asociaciones de Mayores (Ceoma).

De hecho, España está considerado como el país desarrollado donde más se recurre a este tipo de sujeciones.

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Frente a estas cifras cada vez gana más fuerza un movimiento que trabaja para reducir o eliminar su uso. La sensibilidad ha cambiado y muchos profesionales y asociaciones ven las cintas de sujeción como una forma de tortura. Médicos, empresarios y familias están tomando conciencia de la necesidad de acabar con la “cultura de atar” y encontrar opciones más dignas.

Las residencias que usan sujeciones defienden que son necesarias para evitar caídas de los mayores, pero los críticos denuncian que son una forma de maltrato a la que recurren por conveniencia o como castigo.

El Gobierno incluso ya ha anunciado que se plantea suprimir las sujeciones mecánicas y químicas en las residencias de mayores.

En 'Buenos Días, Madrid' de Telemadrid hemos visitado la residencia San Camilo de Tres Cantos donde este tipo de sujeciones han desaparecido o están camino de desaparecer o dejar esta medida para casos excepcionales.

En esta residencia hemos conocido otras alternativas como una cama "cota cero que se puede bajar y luego la cama sube y que tiene sensores que avisan si la persona se levanta de la cama. Entonces podemos venir a la habitación y llevar a la persona al baño o lo que necesita", explica una responsable de esta residencia. Se trata de una cama abatible con el colchón pegado al suelo.

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La doctora Iglesias se ha referido a la sujeción química, mediante sedantes y las alternativas que existen. "Primero hay que hacer un estudio del ritmo del sueño de la persona, porque puede haber un despertar precoz, que se agite y ver las causas. A lo mejor hay que acostar a esa persona más tarde, o el despertar es porque esté mojado o porque tenga dolor. Cuanto más independiente sea la persona mejor".

Además ha alertado del riesgo de las sujeciones físicas "que pueden llegar a matar. Antes los cinturones que se ponían en las camas, la persona darse la vuelta y asfixiarse o empezar a devolver y ahogarse".

Desde hace años la asociación 'Dignitas Vitae' lucha porque se dejen de usar tanto en residencia como en domicilios particulares las sujeciones físicas o químicas, es decir que se ate o sede a personas mayores para reducir su agitación.

Pepe Pascual, director científico del programa 'No Sujetes' pide a las autoridades su apoyo en este sentido y lanza esta pregunta a la gente "¿les gustaría que cuando fueran mayores y otra persona decidiera por ellos les gustaría que fueran sujetos? Cuidar se puede hacer de otra manera".

De 6.000 residencias que hay en España ya hay 900 que han decidido ir eliminando las sujeciones.