Ana, tercera víctima de la envenenadora de Móstoles, denuncia que la convivencia era un infierno
Teresa le bajaba la comida: "Yo no paraba de vomitar por esa época y lo achacaba a mis horarios"
Ana es una nueva víctima de la envenenadora de Móstoles. Es la tercera, que sepamos. Alquiló hace cuatro años su casa a Teresa. Al principio parecía buena persona, pero la convivencia acabó siendo un infierno.
Intentó malmeter al matrimonio, lanzando sospechas de infidelidad al uno y al otro.
Provocaba intrigas y discusiones entre Ana y su marido: “Mi esposo se volvió más celoso, las peleas eran constantes. A mi esposo le decía que yo salía cuando él trabajaba y me iba con hombres mientras que a mí me aseguraba que mi esposo quería abusar de ella”.
Hasta su cuñado y su hermana tuvieron que marcharse a Londres porque Teresa le acusaba de intento de violación. “Mi cuñado decía que estaba mal de la cabeza y decidieron marcharse a Reino Unido”, asegura Ana.
Teresa hacía la comida en casa y se la bajaba al locutorio donde trabajaba. "Teresa me preparaba la comida. Yo no paraba de vomitar por esa época y lo achacaba a mis horarios", dice.
Florentino, la siguiente víctima,, encontró el anuncio de Teresa solicitando habitación en el locutorio donde trabajaba Ana.
Con mucho tacto, consiguieron que Teresa se mudara un año después.
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