El instituto de Seguridad Farmacéutica ha detectado solo en los seis primeros meses del año más de 6.000 delitos, mientras que en todo el 2023 fueron 5.000. Es decir, en menos de seis meses ya se ha batido el dato del año anterior completo. Preocupa sobre todo el consumo de jóvenes y adolescentes que mezclan fármacos con alcohol y bebidas energéticas.
Cada vez es más frecuente el uso de codeína en los botellones por menores y adolescentes sin control alguno. Es lo que los adolescentes llaman el "trago dorado" por el color que presenta la codeína al mezclarlo con el alcohol.
La codeína es un derivado opiáceo, utilizado para calmar dolores y para la tos en dosis terapéuticas. El problema es que tomado en altas dosis, como se está haciendo al mezclarlo con alcohol o bebidas energéticas, puede llegar causar daño hepático, renal, depresiones cardio respiratorias y disfunción sexual.
Rosalía Gozalo, farmacéutica, advierte que se trata de un paso previo a otras adicciones más peligrosas.
Asimismo, señala que los ansiolíticos y los sedantes también se encuentra entre las drogas que llegan buscando con recetas falsas, como el Rivotril, conocido como "la droga del pobre", existiendo verdaderas mafias para intentar conseguirlo.
El Rivotril se lleva a Marruecos y allí se mezclan con hachís o pegamento. Produce una alteración del comportamiento, generando gran agresividad y alucinaciones muy peligrosas. Las mafias venden cada dosis de esta droga, llamada carbuqui, por tres euros. Su comercialización ya ha llegado a España.
Otro medicamento que se ha detectado es el Rubifen, medicamento muy seguro pero que mal tomado y sin prescripción médica, provoca una hiper excitación y euforia, por lo que se le conoce como la "cocaína de los pobres". Es utilizado en noches de juerga o cuando se tiene que enfrentar jornadas maratonianas.