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La pandemia sigue golpeando con fuerza a familias vulnerables. Ana María tiene 60 años y vive con sus dos hermanos todos sin trabajo, y en diciembre deberá abandonar su casa porque no pueden pagar el alquiler.

La destrucción de empleo, la falta de ingresos en muchos hogares españoles y la incapacidad por parte de las familias de abordar las deudas contraídas son algunos de los efectos más devastadores de la crisis ocasionada por la pandemia.

A la calle el 15 de diciembre

Ana María relata Telemadrid que “tristemente esto ya lleva así hace unos años. Antes de fallecer mi padre, me quedé sin trabajo y no se pudo pagar la letra y por eso nos envían a la calle. El próximo 15 de diciembre nos echan”.

“Somos tres personas que carecemos de dinero –explica- la deuda quedó zanjada con casi 30.000 euros, y eso ya no lo voy a ver, lo sé, pero yo lo que quiero es que se vea que, como cualquier ciudadano, queremos un trabajo digno, aunque no tengamos hijos”. Cuenta que “por los Servicios Sociales nos dicen que podemos ir a un albergue, a una pensión, pero eso es temporal. Yo soy positiva y tengo ganas de luchar y sobrevivir, sobre todo necesitamos un trabajo”.

No les renovaron el contrato

Ana María y sus dos hermanos viven de alquiler en un piso que pertenece a una entidad financiera denominada Unión de Créditos Inmobiliarios. Ninguno de los tres trabaja y solo ella cobra la Renta Mínima de Inserción de 532 €. En la casa vivieron sus padres hasta que murieron y ellos pasaron a tener el alquiler.

En 2013 se subastó la vivienda, pero gracias a la Plataforma Antideshaucio consiguieron que les hicieran un contrato de alquiler social por unos 130 euros. Eso fue hasta el año pasado que el propietario del piso decidió no renovarles el contrato y un primer abogado de oficio al no tener contrato les recomendó no pagar. Ahora con un nuevo abogado han conseguido paralizar el primer lanzamiento el 16 de abril y han conseguido 6 meses de plazo, hasta diciembre.

Ana María afirma que no quieren negociar nada, ni una bajada del alquiler ni nada porque lo único que quieren es quedarse con el piso. Ana María era auxiliar administrativo y cuando se quedó sin trabajo ha estado limpiando y ayudando a personas mayores. Lo único que pide es un contrato de lo que sea, limpiando colegios o cuidando personas.

‘Mecanismo de segunda oportunidad’

Ana María y sus hermanos podrían acogerse al ‘mecanismo de segunda oportunidad’, un procedimiento contemplado en nuestra legislación y que permite a los particulares insolventes rehacer su vida económica sin tener que cargar toda la vida con una deuda que no podrían afrontar. Gracias a este sistema se consiguen considerables reducciones de deuda e, incluso, su exoneración total.

Susana Álvarez, de ADR abogados, explica a Telemadrid en qué consiste esta segunda oportunidad: “Este mecanismo está habilitado para intentar quitarse la mochila de los créditos y que la persona vuelva a renacer económicamente quitándose la carga financiera que tiene”.

Procedimiento complicado

“Los créditos hipotecarios, por ejemplo, no se pueden reducir –señala- pero pueden tener una segunda oportunidad. Está en vigor desde 2015, es poco conocido, lo mejor es acudir un despacho de abogados especializado, por la dificultad de los trámites. Hay un procedimiento ante una notaría y hay que nombrar a un mediador. Luego se llegaría a un acuerdo con los acreedores”.