La Federación de Asociaciones de Personas con Discapacidad Física y Orgánica (Famma-Cocemfe Madrid) denunció el pasado lunes “el incumplimiento” de las medidas de accesibilidad en el recientemente inaugurado Hotel Riu Plaza España de Madrid, al considerar que "presenta serios problemas de accesibilidad desde la entrada y sus locales adyacentes, pues no permiten su acceso por presencia de barreras arquitectónicas”.
La Federación apuntó en un comunicado que “la entrada tiene escaleras, una puerta adicional que cuenta con una rampa mal construida, con un resalte que propicia un plano irregular y una puerta de más de 200 kilogramos de peso. El resto de locales contemplan escalones”.
Dicha puerta, añade la denuncia, “ha de ser abierta por un vigilante (desde el interior) a quien también hay que solicitar su ayuda ‘a gritos’ para que éste la pueda abrir mediante la presión de un botón que se ubica a dos metros y medio desde el suelo y en el interior del edificio”.
Para esta organización, “es vergonzoso que el Ayuntamiento de Madrid conceda licencias de apertura a empresas que vulneran los principios y derechos de las personas con movilidad reducida, protegidos, supuestamente, por distintas leyes que le amparan”, por lo que Famma exige que el Ayuntamiento de Madrid actúe “o de lo contrario la Federación emprenderá todas las acciones legales que se encuentren a su alcance, para parar esta nueva vulneración de derechos”.
En opinión de la federación, "el hotel ha abierto sus puertas sin cumplir con la normativa vigente en materia de accesibilidad y tampoco, la que se deriva sobre los aspectos que la propia Convención Internacional de los Derechos de las Personas con Discapacidad de la ONU pretende conseguir".
El presidente de Famma, Javier Font, adujo que “la accesibilidad forma parte de la seguridad de las personas que, a su vez, debe propiciar la autonomía personal de las mismas. Ninguna persona con discapacidad debe avisar a los establecimientos cuándo acuden para que les abran la puerta, como tampoco se entendería que las personas sin discapacidad tuvieran que comunicar su presencia con antelación. Para ello debemos empezar a hablar más de autonomía personal y menos de dependencia”.