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Nuestra compañera Amalia Enríquez ha estado charlando con el actor José Sacristán. El madrileño está representando la obra, 'Mujer de rojo sobre fondo gris', de Miguel Delibes, sobre la que habla de la satisfacción que le produce interpretar ese personaje. Se trata de un monólogo de más de una hora basada en un hecho real de el escritor y estará disponible para el espectador hasta finales de noviembre.

"La satisfacción que me produce como actor hacerme cargo de un personaje de una historia como esta, tan hermosa, sino también como ciudadano por rendirle homenaje a mi amigo Miguel Delibes. Tuve el privilegio de conocerle y mi madre falleció mientras representábamos las guerras, hablé mucho con Miguel de la ausencia que provocan las muertes", confesó Sacristán, consciente de que el vacío que le dejó al escritor la muerte de su mujer fue duro, porque "eran el complemento total y absoluto".

"Tuve el privilegio de conocer a Delibes"

Sobre la obra 'Mujer de rojo sobre fondo gris', José Sacristán indica que "Miguel se hace llamar Nicolás, es pintor en vez de escritor y su mujer Ángeles se llama Ana". "Esto es un juego donde tengo que obedecer las instrucciones de Miguel y marcar las pautas del comportamiento de un personaje que ha escrito él, que en realidad no es él, pero yo se que lo es", señala.

El actor madrileño continuó deshaciéndose en elogios hacia el escritor: "Hay algo beethoveniano en la prosa de Delibes, resuena con ecos de Mozart. Hay algo que suena musicalmente y hay frases que daría dinero por decirlas", asegura.

El niño de Chinchón

Natural de Chinchón, Sacristán asume que está donde tiene que estar. "El niño se lo propuso, no fue fácil y lo consiguió. Estás hablando con el crío de Chinchón, no lo pierdo de vista y lo aconsejo. Hay cosas en la infancia que determinan la capacidad de aprender, de inventarse, de sorpresa, de hecho me dedico a esto por lo que tiene de juego infantil", confiesa Sacristán.

"No pierdo de vista al niño de Chinchón"

Sobre sus inicios, insiste en que no supo lo que era ser actor hasta mucho después. "Para mí es un privilegio, lo agradezco porque son más de 60 años jugando, sin parar de jugar", señala.

Sus padres, un gran apoyo

"No lo veía fácil, el panorama que tenía alrededor era complicado. Mi padre sale de la cárcel en la posguerra" indica. "'La Nati' y 'El Benancio'", recuerda con nostalgia el nombre de sus padres. "'El Benancio era el adversario al que había que vencer, pero mi padre lo que quería para mí es que fuera un hombre de provecho. 'La Nati' era la cómplice, fuimos ordenando el camino y aquí estamos", explica el proceso para convencer a su padre de que quería ser actor.

"Una de las primeras cosas que me planteé fue convencer 'al Benancio' de que podía pagar el recibo de la luz y el colegio de los niños con este oficio y no le fallé. Los dos lo pudieron ver", reconoce el actor.

Coleccionista de butacas

José Sacristán tiene la rara manía de coleccionar butacas de teatros donde ha actuado. "Espero conseguir una del Palacio de Avilés, pero tengo dos del Reina Victoria, dos del Español, dos del teatro de la Comedia y dos del teatro del circo de Albacete", concluye.