La pesadilla de una familia de Leganés con una inquiokupa: "Estoy dispuesto a morir por mi casa"
La inquilina lleva tres años sin pagar y la deuda supera los 16.000 euros
El desahucio se ha paralizado hasta en cuatro ocasiones ya que la inquilina está declarada en estado de "vulnerabilidad"
16.000 euros de deuda. Casi tres años sin pagar el alquiler. Y entretanto, haciendo frente a la hipoteca de la casa. Es la pesadilla de Lydia, la propietaria de una vivienda de Leganés que tiene desde 2021 a una inquiokupa que, tras cuatro órdenes de desahucio paralizadas, continúa viviendo en su casa sin pagar el alquiler porque declara insolvente una y otra vez. Lydia y su esposo Jesús ya no pueden más.
"Nos sentimos pisoteados y burlados", dice la propietaria.
El juez ha vuelto a suspender, y por cuarta vez ya, la orden de desahucio prevista para este miércoles. La declaración de la asistenta social ha sido decisiva para prorrogar la vulnerabilidad de la inquiokupa hasta el 31 de diciembre.
Lydia alquiló su piso de Leganés en 2021 a una joven que, ya desde el principio, empezó a demorarse en los pagos. Pasados unos meses, la inquilina se convirtió en inquiokupa y Lydia, de nacionalidad peruana, dejó de ingresar los 550 euros de alquiler. Hasta hoy. Casi tres años después, a Lydia le adeudan más de 16.000 euros, a lo que hay que sumar varios gastos: comunidad, agua e IBI. A esto, hay que añadir el pago de la hipoteca, cuya cuota ya era de por sí superior al importe del alquiler.
Lydia y su marido viven ahora en un pueblo de Toledo, donde la vida es más barata. Todo son gastos y encima no tiene trabajo, a consecuencia de una dolencia en la espalda. La Justicia le ha dado la razón en tres ocasiones: tres sentencias favorables, tres órdenes de desahucio paralizadas porque la inquiokupa se declara una y otra vez insolvente. Cada demora en el desalojo supone la reanudación del procedimiento judicial.
Lydia dice estar sufriendo un calvario: ella y su marido. Asfixiados por la situación, están en tratamiento psicológico. Les cuesta dormir. Necesitan pastillas. Jesús, que trabaja de noche para mantener a la familia, va más allá, y lanza el siguiente mensaje: "Si no nos dan la razón, en octubre me pongo en huelga de hambre delante de la vivienda. Estoy dispuesto a morir por mi casa".
Resulta que la inquiokupa es una escritora canaria de origen guineano, a la que se ha podido ver firmando en la Feria del Libro. También se declara actriz, productora y activista. "Está muy bien documentada porque solo paga una mensualidad al año y cambia constantemente de trabajo para estar siempre como solicitante de empleo", explica la propietaria.
Lydia y Jesús piden justicia y responsabilizan al ayuntamiento de Leganés. "Llevamos tres años asumiendo unas responsabilidades que son del ayuntamiento, que tiene que hacerse cargo de este problema de vulnerabilidad a través de los Servicios Sociales", señala Lydia. Esperan una solución inmediata porque ya no aguantan más.
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