María León apunta en 'La lista de sus deseos' la salud y "que no perdamos la necesidad de desear y de soñar”
La actriz María León no ha perdido ni la sonrisa ni el humor ni los ánimos durante el confinamiento al que le ha obligado la pandemia del coronavirus y ahora que estrena su nueva película 'La lista de los deseos', lo que ella desea es “salud para todo el mundo y que no perdamos la necesidad de desear y de soñar”.
Desde Sevilla, y entrevistada por Amalia Enríquez para Buenos Días de Telemadrid, María León cuenta que aunque ahora está en Sevilla pasó el confinamiento en su hogar de Madrid.
Famosa es la expresividad de sus ojos y también la admiración que despierta por ello, así que preguntada sobre si en esta época de mascarillas no deberíamos aprender a hablar con los ojos, la actriz señala que “es un ejercicio muy actoral, a nosotros nos lo enseñan y creo que sí, que deberíamos aprenderlo todos”.
Enfrentar la enfermedad
Su nueva película 'La lista de los deseos', dirigida por Álvaro Díaz Lorenzo, y que protagoniza con Victoria Abril y Silvia Alonso, tiene como telón de fondo el cáncer, pero con un rayo de esperanza. Cree María León que “hablar del cáncer no sé si es el principio de la curación, pero a la enfermedad hay que llamarla por su nombre para poder enfrentarla y la falta de información hace más daño”.
La película, que se estrena este viernes 3 de julio, narra las vivencias de tres mujeres de diferentes generaciones unidas por el optimismo, la enfermedad y las ganas de vivir.
Preguntada por su fama de ‘mujer bala’ dice León que le gusta el espectáculo y que “si es como meterse en un cañón y salir disparada así es, pero nada de bala perdida”. La actriz hace siempre gala de buen humor “porque no imagino la vida sin sentido del humor, para mí sería como la muerte, no la entendería”.
Durante el confinamiento, María León dice que estuvo “siempre ocupada con muchas cosas, he cantado mucho y he plantado incluso un huero en mi terraza.. ¡y todo me ha crecido!”.
Al volver al trabajo cuenta que tuvo que hacer esfuerzos para no besar y abrazar a su gente. “Me entra como un nervio –explica con humor- porque me dan ganas de abrazar a todo el mundo. Cuando hice el ‘photocall’ dije: ¡qué regalo veros otra vez!”.
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