Vídeo: REDACCIÓN | Foto:Telemadrid
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Las prostitutas que antes ejercían su profesión fuera de su piso, ahora reciben a sus clientes en casa obligadas por el estado de alarma. Es lo que ocurre en un edificio de Collado Villalba. Las chicas se van turnando. Hay dos o tres y un hombre que las controla.

Los vecinos se quejan. Los clientes llegan, se equivocan de puerta y hacen ruido. Por las noches ponen música alta.

La Guardia Civil ha acudido con frecuencia, pero poco puede hacer.

El administrador de la comunidad de vecinos se ha desentendido. El propietario de la vivienda que la alquila dice que no sabe nada. Las vecinas nos cuentan su odisea diaria.