Muchos restaurantes centenarios de Madrid han cerrado, otros apenas se mantienen en pie y uno de los más emblemáticos, Lhardy, en la Carrera de San Jerónimo, puede que no tarde en echar el cierre porque, por culpa de las restricciones de la pandemia su facturación ha caído en torno a un 80 por ciento.
Daniel Marugán, gerente y representante de la familia que regenta el restaurante Lhardy, manifiesta a Buenos Días Madrid que la situación que viven “es insostenible”.
Los restaurantes centenarios y que son un símbolo para Madrid viven una auténtica hecatombe. Son restaurantes emblemáticos e muy importantes en la historia de Madrid, regentados muchos por familias que han ido sucediéndose de padres a hijos en su gestión.
Con restricciones y sin turistas
“Todos los comercios del centro, ya no sólo los restaurantes estamos un poco abandonados –asegura Marugán – porque el centro de Madrid es el más afectado por la pandemia”. Sin terraza y sin servicio a domicilio, debido a las restricciones del Covid estos restaurantes agonizan.
“Estamos echando cuentas y con las nuevas restricciones pues lo estamos pasando aun peor. Hemos perdido clientes y nos hemos comido ya los ahorros”, dice Marugán. A las restricciones en sus locales y el adelanto del cierre, se une otro factor como es la falta de turistas en la capital. Han perdido clientes y la recaudación ha caído en picado.
Pérdida para la identidad de Madrid
Y el horizonte no es mejor, porque el problema ahora es que si cierran podrían quedar en manos de un grupo de inversores chinos o de EEUU y lo que supone una pérdida para la identidad de Madrid que se vería afectada “Ojalá que no –dice Marugán- estamos intentando aguantar, pero es un riesgo que está latente, estamos intentando luchar y todos los empleados ponen todo los que pueden en este empeño”.
Lhardy, en pleno centro de Madrid, fue fundado en 1839 y ha pasado por guerras y pandemias y ha sobrevivido hasta hoy. El Ayuntamiento de Madrid ha declarado a Lhardy y a otros restaurantes centenarios de la capital espacio de interés cultural en un intento de protegerlos, aunque los hosteleros no sienten ningún otro respaldo por parte de la administración.
Este restaurante tuvo como comensal a la reina Isabel II. Además, Benito Pérez Galdós citaba en sus novelas a Lhardy como el primero en las artes del comer fino.
La mayoría de estos restaurantes centenarios no dispone de terrazas ni espacios abiertos ni, por su propia esencia, son establecimientos que tengan una demanda significativa en el sector de la comida a domicilio, dos de las vías que los restauradores están utilizando actualmente para minimizar pérdidas.