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Rocío López es historia viva de la Monumental, es la primera mujer que ejerce el cargo de alguacililla. Desde su inauguración en 1929 nunca hubo una mujer abriendo las puertas de Las Ventas.

Pasó de repartir folletos en la plaza a ocupar el puesto que dejó vacante el antiguo alguacil, que se jubilaba. La primera vez que pisó el ruedo sintió la sensación de haber cumplido su gran sueño. "Para mí fue un sueño, la sonrisa no me cabía en la cara. El que la sigue la consigue, un orgullo y una responsabilidad", ha dicho en el programa Buenos Días Madrid.

Se estrenó en una novillada entregando su primera oreja al entonces novillero Tomás Rufo.

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Rocío es de Casarrubios del Monte, allí desde pequeña iba a ver a los toros de Mariano, el ganadero del pueblo. Es auxiliar de veterinaria y su padre, Fernando, es también monosabio en las Ventas.

Sale a la plaza con el caballo cuando el presidente enseña el pañuelo blanco si es novillada se retiran los caballos juntos y por el medio los dos y si es corrida sale cada caballo por un lado haciendo el despeje de plaza. "Lo más vistoso, y lo que más me gusta, es cuando voy a caballo, sobre todo cuando hay que entregar una oreja, por ejemplo", afirma.

"Ser alguacililla me permite disfrutar de dos de mis pasiones, los toros y los caballos, y en el escenario taurino más importante de todo el mundo. No puedo pedir más", exclama con satisfacción.