El Ayuntamiento de Las Rozas ha puesto en marcha dos campañas en paralelo para luchar contra la procesionaria. Una que se lleva a cabo en los árboles de titularidad pública y otra destinadas a los particulares para evitar esta plaga que afecta a pinos, abetos y cedros y cuyo tratamiento químico sólo es efectivo en los meses de otoño.
Este año las dos campañas intentan minimizar los impactos no deseados e integrar técnicas de lucha biológica mediante la utilización de productos aprobados por la normativa en vigor, basados en técnicas de endoterapia, que no emiten sustancias químicas a la atmósfera, para evitar que se vean afectados otros seres vivos.
Jaime Santamarta, concejal de Medio Ambiente de Las Rozas ha explicado en Telemadrid, en qué consiste esta especie de vacunación de los árboles. "Los operarios hacen unos taladros perimetrales en el tronco con el objeto de poder inyectar unas hormonas que va a hacer que el producto que es inocuo para el medio ambiente, se disemine por todo el árbol, de modo que las orugas al comer las hojas mueran por el veneno".
Además en este nuevo enfoque, el Área de Medio Ambiente de Las Rozas pretende contar con un banco de datos que haga más eficaz la gestión de esta plaga a nivel de todo el término municipal. Este método permite una protección mínima de dos años, por lo que el arbolado que haya sido tratado el año anterior por esta metodología no necesita de un nuevo tratamiento en el año actual.
Son numerosos los avisos de los vecinos de Las Rozas que han detectado ya los 'bolsones' de oruga procesionaria tanto en parques públicos como en propiedades privadas. Las altas temperaturas de las últimas semanas han favorecido y adelantado la colonización de este insecto, que puede ser peligroso para humanos y mascotas. Las bolsas que aparecen en los pinos contienen las larvas de las futuras orugas que descenderán al suelo en forma de procesión, ligadas entre sí.
La orugas procesionarias no parasitan ni pican directamente, si bien, conllevan peligros serios para el ser humano y sus mascotas.
El coste del procedimiento iniciado para evitar su proliferación es de 3,40 euros por árbol más 6,81 euros por desplazamiento. Los síntomas de la procesionaria son visibles por los mechones de hojas secas y las bolsas de seda que cuelgan de las copas de los árboles en el invierno.
Este animal produce dos tipos de daños: pérdida de hojas, ya que las orugas se alimentan de ellas en invierno, y caída de las hojas de los árboles, que no suelen producir la muerte de los pinos pero los debilita, lo que favorece el ataque posterior de otras plagas.
Otro tipo de daño que produce la procesionaria es la urticaria y las alergias en las personas y animales domésticos debido a los pelillos urticantes de las orugas que se dispersan y flotan en el aire, provocando irritación en piel, ojos y nariz.