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La vendimia ha terminado en la Comunidad de Madrid a pesar de que aún quedan algunos racimos de uva por recoger.

A partir de ahora llega el momento de la clasificación y el procesado del fruto que este año, con mucha probabilidad, dejará caldos madrileños ricos y sustanciosos. Es una parte fundamental del procesado del vino, que involucra a distintos profesionales. Unos vinos que están dando prestigio a la denominación ‘vinos de Madrid’.

Del viñedo a la bodega

En Morata de Tajuña este año se espera una uva de excelente calidad. La bodega de Licinia tiene 180 barriles para elaborar sus vinos que permanecen en ellos unos 20 meses y pasan hasta dos años antes de que se comercialice. “Ahora estamos comercializando la añada de 2015, pasa un tiempo hasta que esta uva que ahora hemos vendimiado pasa a poderse servir al consumidor, dice Victor, responsable de la Bodega Licinia a Buenos Días Madrid.

Una cuestión de tiempo

Una vez que se recoge la uva se guarda en neveras dos días a 4 grados. La uva recolectada pasa luego por un proceso de selección manual “donde se descarta cualquier racimo que no esté perfecto, cualquier hoja, o cualquier uva que esté un poco verde. Una vez dentro del depósito esperamos para que coja temperatura y pase a la fermentación”, explica Victor. Los depósitos se catan todos los días para decidir cuantas remontadas se hacen.

Bodegas Licinia | TELEMADRID

“Nosotros aquí en Licinia solemos hacer fermentaciones muy lentas, de unos treinta días”, señala. Lo que es el rajón, ya separado de la uva, se aprovecha y se le da de comer a los caballos.

Después el vino pasa a la crianza en madera, “tanto en barrica como en botella”, dice Victor.