Dejan su casa por el ruido de unos guacamayos y por el acoso de su vecino sordo
El matrimonio, que ahora vive en Madrid, ha sufrido el acoso del vecino, que les vigilaba con cámaras ocultas
Han sufrido graves problemas de salud, como insomnio, ansiedad y un ictus
Los gritos de los guacamayos de un hombre sordo provocan problemas a los vecinos de un inmueble de la localidad valenciana de Miramar. Algunos, incluso, han recibido tratamientos psicológicos. Es más, un matrimonio ha decidido abandonar su casa y trasladarse a vivir a Madrid. El problema no solo lo provocaban las aves, pues su dueño también llegaba a acosar y amenazar a las familias.
Hemos hablado con la pareja que ha decidido cambiar de casa. Se trata de Ainhoa Molla y su marido, Carlos García, gravemente afectados, que se han trasladado no solo de vivienda, sino también de comunidad, de Valencia a Madrid, donde viven ahora por recomendación del Ministerio Fiscal. Están en tratamiento psicológico.
Insomnio, ansiedad y un ictus
Ainhoa dice al programa Buenos Días Madrid de Telemadrid que todo este asunto le ha provocado mucho dolor y sufrimiento “porque nos han destrozado la vida”.
Insonmio, ansiedad, acoso, amenazas. Todo eso y más es lo que han sufrido. A Carlos le provocó un ictus del que, por fortuna, salió, aunque los médicos le han dicho que le llevará años recuperarse.
El propietario de las aves es sordo, aunque no ignorante de lo que los graznidos de los guacamayos podían molestar a sus vecinos. Lo que hacía era espabilar a las aves de noche provocando un escándalo, según cuenta el matrimonio.
Los graznidos de las aves se midieron y se contabilizaron 60 decibelios, muy por encima del nivel permitido, pero no se hizo nada. “Nosotros para dormir teníamos que irnos a la calle o pedir a algún amigo que viviera lejos de la zona que nos prestara una habitación, un garaje o algo, pero lo peor era que teníamos que volver al sitio y retomábamos otra vez la situación”, relata Ainhoa.
Nueva pesadilla y acoso
J.P., propietario de las aves, recibió constantes denuncias por parte de sus vecinos debido a los guacamayos. Aunque el ayuntamiento de Miramar no hizo nada, sí lo hizo la Justicia, que le condenó a un año por un delito contra el medio ambiente y a dos por lesiones graves.
Cuando le incautaron las aves, comenzó una nueva pesadilla para el matrimonio que fue acosado por este vecino.
"Fue un acoso y derribo a nuestras vidas como en su día dijo el magistrado", asegura Carlos. Y añade: "Este señor no dejó ni un frente para atacarnos, nos sembró la casa de cámaras, algunas enfocadas al salón y controlaba cuando salíamos o entrábamos y nos seguía por la calle cuando íbamos a hacer una compra o gestión".
Además, les amenazaba con el gesto conocido con la mano al cuello que significa 'te voy a cortar el cuello'.
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