Las canchas deportivas municipales de Vallecas de la calle Hermanos Trueba se han convertido en un ‘botellódromo’ y siguen siendo un quebradero de cabeza para los vecinos quienes ya denunciaron en Buenos Días Madrid el pasado 23 de junio el deteriorado estado en el que se encuentran por el mal uso que se les da.
Buenos Días Madrid recogió la denuncia hace 15 días y gracias a ello se consiguió que limpiaran la zona, desbrozaran la hierba y arreglaran las cerraduras de las puertas que dan acceso, pero el problema no se ha solucionado definitivamente.
Las puertas de las instalaciones siguen abiertas y no se respeta el horario establecido. Siguen soportando el ruido, el alcohol y los botellones y las fiestas durante la noche.
Sigue la pesadilla
“Se han puesto nuevas las cerraduras –dice a Buenos Días Madrid un vecino- se prometió que se iban a cerrar hace cuatro meses y no se ha hecho nada. No vale para nada la cerradura si no la cierran y tenerla de adorno es absurdo, es un dinero que se gastan y no vale para nada, solo para que la vuelvan a estropear”.
Dice que vienen a limpiar, pero que se vuelve a llenar de basura y litronas vacías. “Es un sinvivir para la gente que trabajamos y vivimos en la zona porque estamos rodeados por las canchas y aquí no hay quien descanse porque hay mucho ruido, gritos, pitidos, balonazos, todos chillando, gente con patinetes moviéndose y están hasta las tantas de la madrugada”.
Alcohol, botellón y apuestas
Por todo ello, las cuatro pistas deportivas municipales de Vallecas de esta zona se han convertido en un auténtico calvario para los vecinos. Están llenas de jóvenes todo el día que no respetan los horarios y siguen jugando y consumiendo alcohol hasta altas horas de la madrugada.
Afirma también que los vecinos están hartos de que “se hacen con las canchas para ellos y no las puede utilizar nadie, como si fueren suyas. Vienen aquí unas 300 personas con sus camisetas que yo creo que no está permitido y hacen apuestas y se juegan dinero”.
Tienen tomadas las instalaciones y los vecinos no pueden descansar a consecuencia del elevado ruido, los gritos y las peleas. Denuncian, además, que hacen sus necesidades en la calle y sospechan que puede haber trapicheo de drogas.