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La atención a las personas enfermas o dependientes es dura. Y para poder ejercer correctamente esa imporante labor, el cuidador debe cuidarse, una frase sin duda recurrente, pero que alerta sobre posibles situaciones de estrés y cansancio que pueden desembocar en el llamado "síndrome del cuidador quemado".

El perfil del cuidador responde al de mujer, mayor de 50 años y sin empleo remunerado. El doctor Darío Fernández nos ha dado algunos consejos para sobrellevar una labor a veces ingrata. Entre otros, buscar ayuda cuando sea necesario, puesto que no se trata de convertirse en quijotes; dependiendo de la discapacidad o demencia, utilizar frases cortas para dirigirse al atendido, así como un lenguaje corporal y facial afectivo; y sobre todo desterrar pensamiento negativos o de posible abandono hacia la persona dependiente cuando se buscan centros especializados o residencias como solución.

Y es que el desgaste físico y emocional es intenso en estos casos. Antes de llegar a situaciones límite, conviene parar, encontrar momentos o periodos de respiro, incluso buscar ayuda psicólogica. Valorar nuestro propio trabajo, encontrar tiempo de ocio y no castigarse por tener días malos son otras acciones que pueden aliviar la meritoria labor de los cuidadores.