Vídeo: REDACCIÓN | Foto:Telemadrid
(Actualizado

El alquiler de patinetes eléctricos como medio de transporte es un negocio en auge debido a que es cómodo, barato y rápido, de ahí que cada vez veamos más en Madrid.

Sin embargo, su popularización ha traído consigo una serie de problemas y dudas sobre la correcta utilización de los patinetes. Las aplicaciones móviles que sirven para poder utilizar los patinetes nos indican dónde encontrarlos y cómo funcionan, pero no especifican la normativa sobre cómo utilizarlos, sobre todo en relación a las vías por las que se puede circular y las zonas donde es correcto aparcar.

En Madrid existen 18 empresas autorizadas para tener patinetes de alquiler y en total hay unos 8.000 vehículos, muchos de ellos en la almendra central. Estas empresas de mantenimiento se encargan de colocarlos y recargarlos todas las noches, pero desde primera hora de la mañana ya podemos encontrar patinetes tirados por el suelo.

¿En qué zonas podemos circular y aparcar?

Se puede circular con estos patinetes por las calles 30, que son las vías que tienen la velocidad limitada a 30 km/hora (alrededor del 80% de las vías de Madrid), y por los carriles bici. Sin embargo, por las aceras no se puede circular.

Los patinetes eléctricos deben aparcarse en las reservas para motos y bicis. Si no es posible, puedes dejarlo en la acera, junto al bordillo, con 3 metros libres para el tránsito y 2 respecto a pasos de peatones y pavimentos tactovisuales.

ℹ️ Más info: https://t.co/CmrRpIUgLv pic.twitter.com/GVkKH87VSn

— Ayuntamiento Madrid (@MADRID) 27 de febrero de 2019

Para aparcarlos se pueden utilizar las zonas de aparcamiento de bicis y motos y la zona SER, aunque en este caso los patinetes estarían exentos de pagar el estacionamiento regulado.

Si no hay más remedio, se pueden aparcar en las aceras, pero nunca junto a paradas de autobuses, pasos de cebra, paradas de taxi y zonas donde aparcan vehículos de movilidad reducida. Además, deben colocarse siempre junto al bordillo de la acera y dejando un mínimo de tres metros de seguridad.

De esta manera se pretende evitar que los peatones tropiecen con ellos y que dificulten la circulación de las personas con movilidad reducida.