A la cárcel por mirón. Un dentista madrileño ha sido condenado a tres años de cárcel por espiar a una empleada mientras se cambiaba de ropa. La mujer encontró los vídeos en la clínica por casualidad y lo denunció.
También ha sido inhabilitado para ejercer la odontología.
El juez considera probado que el dueño de una clínica dental de Alcorcón colocó un dispositivo grabador en el almacén para captar la imagen de una de sus empleadas mientras se cambiaba de ropa.
Pese a que el acusado alegó en el juicio que puso el dispositivo porque le desaparecía dinero de una caja que había en ese cuarto e, incluso, llegó a acusar a la mujer de haberse autograbado para "sacarle el dinero del modo más vil", lo cierto es que el juez, en línea con la Fiscalía, rechaza esta tesis.
En la sentencia se insiste que la víctima, en febrero de 2016, encontró el USB en el suelo de la recepción de la clínica y lo introdujo en un ordenador para intentar recabar pistas sobre su propietario.
Sin embargo, la mujer descubrió que había sido grabada con cámara oculta, ya que el dispositivo electrónico contenía vídeos captados mientras se cambiaba y donde se la veía perfectamente en bragas, por lo que decidió entonces dejar de nuevo el 'pendrive' en el suelo, fijándose en el ángulo de cámara y dando después "el cambiazo".