LA Cañada Real es un lugar difícil para vivir, y extremadamente difícil si nos referimos a los niños. No tienen parques, ni campos de fútbol o lugares de ocio. Con mucho esfuerzo intentar mantener unos hábitos de estudio entre los escombros, la chatarra y las chabolas, algo que puede ser una misión imposible para los chavales que habitan en este asentamiento de infraviviendas.
Pero aquí es donde Cáritas ha desplegado su labor social y ha construído una escuela para los más pequeños donde a diario les acoge y les enseña. El programa Buenos Días Madrid ha acudido a este centro y ha hablado con los voluntarios que se ocupan del funcionamiento y la educación.
Con Pablo Choza, responsable del proyecto y Mónica, voluntaria del área infantil, conocemos las aulas de refuerzo que Cáritas ha puesto en marcha para que escolares de Primaria y de ESO acudan por las tardes a clase, y no sólo a estudiar ya que en esta escuela aprenden también con juegos y divirtiéndose. Y además, también hay aulas para las madres.