Vídeo: REDACCION | Foto:Telemadrid
(Actualizado

Aquel 23-F, a las seis de la tarde, se procedía a la segunda votación para la investidura de Leopoldo Calvo-Sotelo como presidente del Gobierno. El primer diputado en votar fue el exministro de Asuntos Exteriores, José Manuel García Margallo. Con él y Juan Barranco, ex diputado del PSOE, recordamos lo acontecido aquel día. Ambos coinciden en recordarlo como una noche de mucha incertidumbre y miedos.

"No es una experiencia que uno pueda olvidar", recuerda Margallo, diputado por entonces por Unión de Centro Democrático, quien tiene grabado en la memoria cada instante de aquella larga noche que pasó por distintas fases, del estupor, al miedo al ver que se trataba de una intentona de golpe de estado.

"Tejero sospecha que pueden cortar la luz y empieza destripar la sillas que estaban en el centro del hemiciclo"

El exministro recuerda al detalle la entrada de Tejero y el resto de Guardia Civiles en el hemiciclo, el ejemplar comportamiento de Adolfo Suárez y del ministro Gutiérrez Mellado, el anuncio de la llegada en poco tiempo de una autoridad militar que no llega a producirse.

Pero, hubo un momento de esa larga noche, en que llegó a tener verdadero miedo y fue cuando "Tejero sospecha que pueden cortar la luz y empieza destripar la sillas que estaban en el centro del hemiciclo para colocarlas encima de la mesa". "Parece que lo que quería con aquel relleno era prenderles fuego si se cortaba la luz", lo que podría haber causado un auténtico desastre, comenta.

"Al principio pensábamos que era la Guardia Civil la que entraba a detener a algún comando de ETA"

Juan Barranco también estaba en los escaños del Congreso, junto con el alcalde de Madrid por entonces Enrique Tierno Galván. El lo recuerda como una sensación horrorosa. "Habían pasado a penas cuatro años desde las primeras elecciones democráticas, pero nos podíamos sentir europeos de pleno derecho, que podíamos tener libertades (...) cuando de repente ocurrió este intento de golpe de estado. Al principio pensábamos que era la Guardia Civil la que entraba a detener a algún comando de ETA.

Luego vimos que no. Fe una noche espantosa, llena de miedos y también de preocupaciones por España, por nuestra propias familias y por el futuro de nuestro país". "Fue un revulsivo" para afianzar la democracia, "solamente hay que recordar la manifestación que hubo días después en defensa de la Democracia.