Un año sin luz en la Cañada Real: “He perdido la esperanza”
Mari Luz y su marido Genaro viven entre el fuego de la chimenea y la luz de las velas desde el corte de la electricidad
Mari Luz y Genaro viven en el sector 6 de la Cañada Real. Desde hace un año su vida transcurre ‘al amor de la lumbre’ porque no les queda otra. La única fuente de calor que entra en su casa es el fuego de la chimenea. La única luz que ilumina su hogar, además de la lumbre, es la de un farolillo y unas velas.
Hace ya un año que no tienen electricidad. Mari Luz calienta una olla en la chimenea para conseguir agua caliente con la que lavarse como pueden “no queda otra”, dice “nos lavamos como los gatos, un poquito de agua por encima y ya está”.
“Lo malo es que venga otra Filomena”, dice la mujer. Cuenta que el temporal les tuvo tres meses encerrados sin poder salir y sin el fuego de la chimenea: “lumbre no podíamos encender, estaba todo nevado, no se veía la leña”.
El matrimonio lleva 22 años en la Cañada Real, pero el último ha sido de los peores. Un año sin nevera, sin calefacción, sin televisión… Mari Luz pide que “por favor dejen de cometer tantos errores que no estamos pidiendo un bocadillo de jamón ibérico, estamos pidiendo una vivienda”.
El matrimonio está pendiente de un posible realojo, pero de momento les han dicho que no, cuenta Mari Luz, “me han dicho por teléfono que no tengo derecho al realojo” y, suspira, “he perdido la esperanza”. La mujer afirma que en la Cañada Real “pagamos justos por pecadores”. Ella sólo quiere poder marcharse de allí, “sólo quiero que me den una vivienda”, y añade ”pagando”.
Mientras Mari Luz habla con el reportero de Buenos Días, Madrid, Gerardo prepara el desayuno. Sin parar de trapichear con los cacharros cuenta que a todo se acostumbra uno, también a la falta de luz: “a la fuerza ahorcan”. Él también ha perdido la esperanza de que la electricidad vuelva a su casa: “de luces aquí ya nada”, dice “nos han dicho que compremos placas solares ”¿dónde está el dinero para comprar eso?”.
En estas condiciones a la cama hay que irse pronto todos los días, no más allá de las nueve, porque así el matrimonio se ahorra leños para alimentar la chimenea. Al día siguiente, de nuevo la chimenea, el farolillo y las velas.
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