El musicólogo Abraham Cupeiro resucita en Buenos Días la música que la humanidad escuchaba hace unos 2.500 años. Por ejemplo, el karnix, una imponente trompeta zoomórfica de casi dos metros, instrumento de guerra y rituales de los celtas durante la Edad de Hierro, que construyó guiándose por la imagen de una moneda romana y que ahora brama sobre los escenarios para sorpresa y estremecimiento de los humanos del siglo XXI.
Cupeiro ha grabado para Warner Classics un disco con la Real Filharmonía de Galicia, Os sons esquecidos (Los sonidos olvidados).
Abraham también recupera otro de los instrumentos milenarios, como el cornu, que se tocaba en el Senado romano en las grandes ocasiones, un instrumento a medio camino entre la trompa y el trombón, en el que las notas se modulan sin más ayuda que el aire y los labios y que él ha reproducido basándose en un ejemplar encontrado en Pompeya.