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Durante la Guerra Civil Española, el Partido Comunista incautó el Palacio de Liria –perteneciente a la casa de los Alba-, y lo utilizó como su sede del partido durante los primeros meses de la guerra. El motivo por el que escogieron el palacio más grande de Madrid, solo por detrás del Palacio Real fue la creencia por parte de los comunistas de que las tropas sublevadas no se atreverían a bombardear un palacio que había pertenecido a los duques de Alba.

Así, durante los primeros meses, en el Palacio de Liria se reunieron las milicias republicanas y personajes tan conocidos e ilustres como Rafael Alberti concedió charlas en él, convirtiendo al palacio en un espacio cultural –que ya era-, abierto al gran público. El palacio fue el telón de fondo de importantes reuniones del bando republicano, hasta que fue bombardeado el 17 de noviembre de 1936. Los bombardeos provocaron un incendio que quemó el palacio, reduciéndolo prácticamente a sus cuatro paredes.

Así son algunas de las estancias privadas del Palacio de Liria que no están abiertas al público

Por suerte para los Alba y para el patrimonio artístico, las milicias republicanas pudieron trasladar toda la colección a Valencia, junto con otras grandes e importantísimas colecciones como la del Museo del Prado. Ante la amenaza de bombardeo, las tropas habían embalado las obras y guardado en un cuarto seguro. No solo se salvaron las obras de arte, también joyas y vajillas. Después de Valencia, los cuadros viajaron por Europa hasta que tres años más tarde, las obras y todo lo demás volvieron a ocupar su lugar original en el Palacio de Liria, que tuvo que ser reconstruido tras el destrozo del bombardeo.