La calle Echegaray y Los Gabrieles: Una historia de flamenco, arte y tradición en el corazón de Madrid
Estos establecimientos eran el epicentro de reuniones bohemias
La calle Echegaray, en el corazón de Madrid, ha sido un punto clave para el flamenco y la cultura bohemia desde hace más de un siglo.
Desde entonces, este rincón de la capital ha sido testigo de fiestas, flamenco, personajes legendarios, y un lugar que ha dejado una huella especial: Los Gabrieles.
Echegaray, una calle con mucha solera
Los documentos históricos nos revelan que la actividad nocturna de la calle Echegaray ya generaba conflictos hace más de un siglo.
En 1900, algunos vecinos de esta calle y de la cercana calle Fernández se quejaban al Ministerio de Gobernación por el ruido de los colmados y la jarana.
Estos establecimientos eran el epicentro de reuniones bohemias, donde el flamenco empezaba a florecer, atrayendo a figuras como el dramaturgo y torero Ignacio Sánchez Mejías y su amigo, el poeta Federico García Lorca.
Para García Lorca, la calle Echegaray era un sitio predilecto, un lugar donde, entre poesía, flamenco y póker, hallaba la inspiración.
Los Gabrieles: Un colmado flamenco legendario
En la calle Echegaray, detrás de muros aparentemente discretos, se escondía uno de los lugares más emblemáticos para el flamenco y la cultura popular madrileña: Los Gabrieles.
Este colmado era un auténtico hervidero, un espacio en el que se cruzaban artistas, bohemios y amantes del flamenco.
Lo más destacado de su interior es su decoración: gracias a una colaboración con grandes marcas, Los Gabrieles pudo contratar a artistas como Romero Mesa y otros ceramistas que llenaron el lugar de azulejos únicos.
Estas obras se inspiraban en la tauromaquia, el flamenco y la cultura popular española, creando un ambiente único que, aunque tenía un propósito mercantil, se convirtió en un auténtico patrimonio artístico y cultural.
La transformación y decadencia de Los Gabrieles
Originalmente, Los Gabrieles era solo una casa de comidas, pero el flamenco fue ganando espacio hasta convertirlo en un referente.
En las décadas de 1950 y 1960, sin embargo, el flamenco comenzó a trasladarse a otros lugares emblemáticos de Madrid.
Con el tiempo, Los Gabrieles fue perdiendo el ambiente de colmado flamenco, y en los años 90 se consideró proteger el lugar para preservar su rica decoración cerámica y su historia cultural.
En 2004, el local cerró temporalmente para restaurarlo, pero los trabajos se prolongaron, y hasta la fecha, Los Gabrieles sigue cerrado.
{{#href}} {{ text }} {{/href}} {{^href}} {{ text }} {{/href}}
{{#href}} {{ text }} {{/href}} {{^href}} {{ text }} {{/href}}
{{/text}} {{/kicker}} {{#title}} {{#text}}{{#href}} {{ text }} {{/href}} {{^href}} {{ text }} {{/href}}
{{/text}} {{/title}}{{#href}} {{ text }} {{/href}} {{^href}} {{ text }} {{/href}}
{{#href}} {{ text }} {{/href}} {{^href}} {{ text }} {{/href}}
{{/text}} {{/kicker}} {{#title}} {{#text}}