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La historia de Madrid está íntimamente ligada a su entorno natural y a los símbolos que hoy representan a la ciudad. Uno de los más emblemáticos es el oso y el madroño, hasta tal punto que estatua situada en la Puerta del Sol, uno de los lugares más concurridos y emblemáticos de Madrid.

Ambas figuras proceden de las armas que adquiere la villa desde época de Alfonso VIII. En la batalla de las Navas de Tolosa en el año 1212, las tropas de Madrid llevaban una bandera con este animal en forma pasante con siete estrellas en su lomo.

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En la Edad Media era muy frecuente ver a osos deambulando por sus bosques . La leyenda cuenta que el rey Alfonso XI estaba tan orgulloso de uno que había cazado en los montes madrileños que cuando conquistó la ciudad decidió ponerlo en su escudo.

El madroño es el recuerdo de un conflicto entre Iglesia y Ayuntamiento por las tierras que rodeaban a Madrid. El conflicto se resolvió dejando que los pastos pasaran al cabildo de curas.

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Por su parte, el Consistorio se quedó con los árboles y la caza, por lo que adoptó el madroño con el oso en su versión rampante para su escudo. Es decir, el animal aparecía erguido y apoyándose sobre el tronco del árbol.