Experiencia gastronómica exclusiva de la realeza en el Palacio de Linares

Acudir a una experiencia gastronómica al más alto nivel ya es un lujo, pero esta exclusividad aumenta si asistimos a este evento en un Ferrari rojo.

Además, si hablamos del Palacio de Linares este se convierte en un acto propio de la realeza.

Con dos estrellas Michelin, tres soles Repsol y especialista en la alta cocina servida como catering, Ramón Freixa nos explica cómo confeccionar un menú al más alto nivel.

Lo principal es escuchar al cliente, ya que se trata de un traje a medida. Una cena larga, corta, clásica o vanguardista, desde la mesa, las flores o el hilo, todo está pensado para el comensal.

El lujo no se ve sino lo percibes

Comenzamos con unos aperitivos, de pie, para más adelante pasar a la mesa. El primero es una esfera de foie, anguila y manzana, de un sólo bocado donde es pensado hasta el más mínimo detalle de la bandeja donde este se ofrece.

El siguiente aperitivo es una piedra de río, un canto rodado, hecho a partir de queso manchego y trufa. Seguidamente, un lineal de patata, jamón y tomate.

Con el objetivo de transportarte al Puerto de Santa María, Cádiz, el siguiente bocado es un cucurucho de camarones con salsa brava donde es comestible hasta el envoltorio.

Por último, tómate lacado, ahumado en directo con muchas flores, también comestibles aportando puntos ácidos, amargos o dulces al tomate.

Cocinamos felicidad

El primer plato consiste en un tartar con verduras y cigalas. En cuanto al segundo, un plato clásico reinventado: el solomillo Wellington, recuperando el servicio de mesa.

Un solomillo de ternera con salsa de trufa y puré de patata, un plato en consonancia al lugar donde estas, el Palacio de Linares.

Un postre con magia

Para finalizar este menú propio de la realeza, un toque dulce digno de una lujosa experiencia gastronómica. Consiste en una esfera de chocolate blanco con fruta de la pasión.