Su última aparición pública fue durante el homenaje que la academia del cine le brindó en la última edición, y que reconocía su gran trabajo, premiándole con el Goya a toda una vida.
Con doce años se afincó en España donde ha disfrutado del resto de sus días. El arte le corría por sus venas, pues sus progenitores eran la famosísima actriz argentina, Pepita Serrador y el director y actor Narciso Ibáñez Menta.
Trabajador infatigable, empezó a descubrir el mundo de la televisión, donde acabó convirtiéndose en el gran maestro, creando un nuevo estilo. Supo aportar a este medio todos sus conocimientos en otros ámbitos en los que él había trabajado, que eran muchos.
Su mente nunca le abandonó y su ingenio y ácido humor seguían tan activos como siempre, llegando a confesar a la prensa en su último encuentro con ellos, que aún le habían quedado proyectos en el tintero.
A sus 83 años, Chicho Ibáñez Serrador nos ha dejado, pero su espíritu y sus obras siempre estarán entre nosotros. ¡Adiós maestro!