Elisa Aguilar: "Entre la WNBA y la selección española, opté por mi país"
"No pensaba en la retirada, pero pensé que nunca podría hacerlo con la sonrisa que tenía en ese momento", rememora la ex capitana nacional hablando de su oro en el Eurobasket de 2013
La actual directora de competiciones de la FEB recuerda su larga y exitosa trayectoria deportiva
Pertenece al club gourmet de jugadoras españolas que han pasado por la WNBA. Se retiró en 2013 con una medalla de oro europea colgada de su cuello. Sin duda, Elisa Aguilar López (Madrid, 43 años) formó parte de una de las épocas más gloriosas del baloncesto español.
Precisamente por ello, la actual directora de competiciones de la FEB (Federación Española de Baloncesto) será una de las caras visibles en el premio a la trayectoria deportiva que recibirá la selección femenina en la II Gala de Mujeres Deportistas del próximo martes 4 de febrero (desde las 19.30 horas en La Otra de Telemadrid)
¿Podría decirse que tienes un trayectoria de ensueño?
Tengo la carrera que nunca hubiera imaginado. Siempre fui muy futbolera, pero no era popular que las chicas jugaran en el colegio, así que lo hacíamos contra los chicos. Mi madre me dijo que me buscara otro deporte, elegí el baloncesto y ahí empezó mi carrera.
Según pasan los años te das cuenta de que logras objetivos importantes y cuando te paras a pensar ya estás jugando olimpiadas, ganando medallas y viviendo de lo que te apasiona.
En 1999 decides irte a Estados Unidos para jugar en la Universidad de George Washington, ¿cómo tomaste esta decisión?
Por casualidad. En ese momento, siendo ya profesional, era complicado compatibilizar el deporte de élite con la vida académica, así que fui a la embajada americana con partidos míos que tenía grabados en VHS y los mandé a las universidades que me interesaban; económicas y con un nivel aceptable de baloncesto.
Entre medias hablé con una amiga mía, Noelia Gómez, que jugó conmigo en Canoe y había estado en George Washington. Me dijo que la base de su equipo se graduaba ese año. Habló con la entrenadora y me vino a ver. Decidieron ficharme y así me fui. Fue una experiencia maravillosa que me marcó mucho tanto a nivel académico como deportivo.
Supiste compaginar tu formación en economía con tu carrera deportiva. ¿Qué consejo le darías a esos jóvenes que están empezando?
Les diría que se pararan un segundo a pensar cuántos llegan a la élite en una población como España. Que se diviertan, pero que nunca dejen los estudios. Nadie está exento de que tener una lesión y que tu vida deportiva se rompa.
También está el tema de la retirada. Si te retiras con 36, anda que no quedan años por delante. Da igual si te sacas una carrera en cuatro años o en ocho. Ahora hay más facilidades. Que vayan tranquilamente. Además es un tema de cultura, también nos gusta sentarnos con la gente y hablar de otra cosa que no sea deporte.
Tu aventura americana no terminó ahí. En 2002 diste el salto a la WNBA con Utah Starzz. ¿Qué recuerdas de esa etapa?
Pues que Utah es un estado muy curioso. Tampoco fue un cambio muy grande porque venía de jugar en la universidad. Ya sabía cómo eran las dinámicas de grupo, van más a su bola y no conviven tanto en equipo.
El único inconveniente fue que la WNBA se jugaba en verano, coincidiendo con época de selección. En todo momento lo tuve claro, soy española y no había liga americana que me desbancara de mi selección española. Tuve que elegir y, evidentemente, opté por mi país.
Qué mejor que tú para hacer una comparación entre el juego americano y europeo
El juego y la forma de trabajo son completamente diferentes. En Estados Unidos, desde que están en High School (equivalente a 4º ESO, 1º y 2º Bachillerato) se fomenta mucho el deporte. Tienen muy buenas instalaciones y se invierte mucho dinero. Aquí se va haciendo poco a poco, pero de momento estamos años luz.
Por otro lado, allí el baloncesto es mucho más físico, más individualista. En cambio aquí nos gusta jugar más en equipo. Mi juego siempre fue más con el europeo que con el americano.
¿En qué momento de tu carrera has sentido más emociones?
El día que debuté con la selección española, sin duda. Fue un día lleno de emociones. Representar a tu país en cualquier certamen internacional es el sueño de cualquier niña. También tengo muy buenos recuerdos de la primera Copa de la Reina que gané, con Canoe. Nadie esperaba que lo consiguiéramos y lo hicimos.
Por supuesto mi último partido colgándome una medalla en el Eurobasket de 2013. Fue especial porque en aquel momento no tenía pensado retirarme del baloncesto, pero Amaya (Valdemoro) y yo sí teníamos hablada la retirada de la selección. Sabíamos que era nuestro último campeonato.
Antes de irme al europeo había firmado con el Polkowice en Polonia. Tenía contrato en vigor, pero cuando quedo campeona de Europa, José Luis Sáez, ex presidente de la FEB, me dijo, pero tú que vas a hacer en Polonia, quédate aquí. Me planteó un proyecto y yo tenía 36 años, quieras o no ya piensas en la retirada. Pensé que nunca lo podría hacer con una sonrisa como la que tenía por haber ganado ese oro, así que llamé a mi agente y le dije que me retiraba.
¿Alguna espinita clavada?
Una espinita para nuestra generación fue no haber logrado una medalla olímpica, aunque fuera un bronce. El deporte es así, unas veces ganas y otras pierdes.
Las generaciones han cambiado mucho. Nosotras éramos "la banda de Sancho Villa", todas bajitas y un poco gordas. No teníamos una tía muy grande o dominadora dentro de la pintura. Eso al final en partidos contra grandes potencias nos restó algo. El baloncesto español cambia cuando se nacionaliza Sancho Lyttle. Dimos un salto de calidad a la que ya teníamos.
La selección femenina de Lucas Mondelo y la masculina de Sergio Scariolo vienen de ganarlo prácticamente todo. ¿Es una presión añadida en cada campeonato?
Claro que es una presión, pero lo que está claro es que eres el equipo a batir. Ponerte la camiseta de la selección siempre implica una responsabilidad.
Tenemos la suerte de tener dos selecciones y dos seleccionadores que no regalan nada, nunca dejan de competir y no bajan los brazos. Esto se suma a la labor que hace la FEB haciendo sentir a todos como en casa. En la selección se genera un ambiente que nadie se quiere perder.
El 4 de febrero la selección femenina recibe un premio a sus méritos deportivos en la II Gala de Mujeres Deportistas. ¿Qué supone para la FEB y para ti a título personal?
Merecido, aunque suene un poco arrogante. Agradecer que hayan pensado en la selección para un premio así, además siento mucho orgullo por haber formado parte. Al final mantenerse en el podio tantos años no es nada fácil.
Espero que todas se sientan como yo. Son grandes profesionales, mujeres modernas muy preparadas, que luchan, que tienen tesón y buenos referentes que la sociedad de ahora necesita.
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