Fue la última final perdida por el Real Madrid. Tres puñaladas al orgullo blanco. Y un deseo inmediato de revancha. "Tenemos que aguantar porque este equipo tiene la calidad para volver", señaló Carlo Ancelotti.
Y vaya si volvió. Ante un estadio repleto de una afición entregada. Vinicius certificó el desquite en los primeros diez minutos.
Un penalti del brasileño y un remate de Rodrygo cerraron el festival madridista, Vinicius acabó enfrentado al banquillo azulgrana, marcando un contundente cuarto con su mano. Revancha completada y fiestón en el vestuario, liderado por el inigualable Rudiger.
No hay dos sin tres. En Arabia Saudí suspiran por una tercer tercer clásico consecutivo para coronar al supercampeón.