El triunfo se celebró por todo lo alto. En el campo de juego, tras el pitido final, con la Reina y la infanta Sofía como dos aficionadas más. Y en el vestuario no faltaron las risas ni los llantos.
En la cancha botando de alegría. La reina Letizia no pudo resistirse porque representa el orgullo de todo un país. Era el momento de sacar toda la rabia contenida.
De recoger el cariño de familiares y aficionados. La capitana Ivana Andrés lloraba de felicidad. La emoción se desbordaba.
Pero lo mejor de la fiesta esperaba en el vestuario. Misa, la portera del Real Madrid, lo dio todo y todas se acabaron contagiando. Tenían muy presente que en Madrid espera la traca final
Era el momento de coger el bus camino del aeropuerto y en el arco de metales Jenni Hermoso tuvo que pasar dos veces por culpa de su medalla de campeona del mundo y es que aunque todo parezca un bonito sueño.. Es bueno decirlo muy alto.