Durante dos años el brasileño Cicinho fue un galáctico. Lo era sobre el papel y sobre el césped. Pero nunca se sintió una estrella porque padecía una profunda depresión que paliaba con su adicción al alcohol.
"Si me preguntan si alguna vez he ido borracho a entrenar con el Real Madrid… lo hice. Bebía café para quitarme el mal aliento y me bañaba en perfume. En mi profesión, como futbolista, era muy fácil beber. No necesitaba dinero para conseguir la bebida, la gente me la daba en los restaurantes", confiesa Cicinho.
20 años bebiendo
Pasó 20 años bebiendo. La etapa más cruda la vivió en Madrid y en Roma. Llegó a hacer cosas que ni si quiera recuerda: "Un día me desperté con dolor de espalda. Le dije a mi hermano que me mirase a ver que si tenía algo… Era un tatuaje de la biblia y no me acordaba".
Su camino para rehabilitarse comenzó cuando conoció a su mujer en 2012. Seis años después se retiró del fútbol. Ahora tiene 41 años, ha superado su adicción y se dedica a dar charlas y conferencias. Pero no habla de fútbol, cuenta como luchar contra la oscuridad.