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Marta Galimany simboliza la esencia de un maratón: dureza extrema y la voluntad de superación.

"El vómito para mí fue un momento de alivio llevaba muchos km con el estómago removido y sacarlo fue un alivio. Regulé el ritmo y como sabía que iba tercera, es lo que me decía a mí misma que era lo que tenía que conservar", destaca la medalla de bronce en el Maratón de Madrid.

"No había asimilado nada de hidratos durante la carrera sí me sentía un poco deshidratada y sin fuerzas", añade tras llegar a meta.

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Pero fue capaz de rehacerse tras el desfallecimiento: "Nunca tengo pensamiento de no terminar intento mirar las cosas positivas".

Positivo es que esa imagen tan impactante haya quedado en una anécdota. Y no hay mal que por bien no venga: "No tengo tanto desgaste porque los últimos km no pude ir rápido". Un contratiempo que jugó a su favor y pudo terminar tercera.