Saltos, piruetas, volteretas y giros. Héctor Alonso vuela cobre el hielo de La Nevera de Majadahonda.
“Tenía seis años cuando empecé. Mi prima Patri entrenaba allí, íbamos a verla de vez en cuando. Vi sus saltos, las piruetas y me gustó”, señala el patinador madrileño.
Desde entonces no se ha quitado los patines y ha ido dando pasos conquistando torneos hasta proclamarse campeón de España absoluto. Éxitos que ha conseguido gracias a su talento, pero sobre todo, a su esfuerzo y dedicación.
“Incluso la constancia y el esfuerzo, como en el diccionario, van antes que el éxito”, agrega. Una filosofía de vida que ha aprendido de su gran ídolo dentro de este deporte, Javier Fernández. “He aprendido que desde cero se llegar a la cima de todo, con esfuerzo y trabajo”, comenta.
Sin embargo, como patinador Héctor es completamente distinto. “Es un patinador potente y expresivo, entre sus puntos fuertes está la potencia. Es un tipo de patinador de fibra muscular de fuerza”, señala su entrenador, Javier Lafarga.
“La gente dice que expreso mucho dentro del hielo, sí es verdad que me gusta meterme dentro del papel y que no sea solo coreografía, sino desarrollar un personaje que vaya más allá”, manifiesta Héctor Alonso.
Entrena todos los días, pero a pesar de ello también tiene tiempo para estudiar periodismo, trabajar. Además, es un consumado bajista. Héctor Alonso demuestra que el patinaje artístico español no acaba con Javier Fernández.