Vídeo: Efe | Foto:Telemadrid
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Italia se ha quedado fuera del Mundial de Catar 2022 y será la segunda vez consecutiva que la azzurra no esté en el torneo más importante a nivel de selecciones. Para muchos, la eliminación es incomprensible teniendo en cuenta que era la campeona de Europa.

El combinado italiano tocó fondo en 2018. El equipo, entonces entrenado por Giampiero Ventura, perdió contra Suecia en la final de la repesca (1-0) y se quedó fuera de un Mundial por primera vez en 60 años, desde 1958. Era una crónica de una muerte anunciada para su fútbol, que desde el éxito nacional en 2006 y de la Champions del Inter de Mourinho en 2010 no era capaz de competir fuera de sus fronteras.

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Ventura fue despedido y llegó Roberto Mancini para liderar un nuevo proyecto de futuro en una de las selecciones más importantes de la historia. Poco a poco fue dándole forma a una Italia en reconstrucción, maltratada desde 2006 por los resultados en los Mundiales de 2010 y 2014, en los que quedó eliminada en la fase de grupos.

El objetivo estaba claro: competir en la Euro 2020 y no sumar un nuevo fracaso. No había unas expectativas especialmente altas puestas en una selección que llegaba sin haber competido en el Mundial de Rusia, pero sí que existía la intriga de ver cómo se comportaría en su reaparición un gran torneo, cómo habría sido su reconstrucción.

Probablemente, el retraso de un año de la Euro 2020, celebrada en 2021 por motivos sociosanitarios generados por la covid-19, benefició a Mancini y al grupo, que llegó cohesionado, con la mirada puesta en levantar a una Italia caída.

El viento soplaba a favor

Rodó el balón y sonaron las alarmas para el resto de equipos. Sin un juego brillante, sin un sistema táctico perfecto, sin una gran estrella liderando, la azurra estaba de vuelta, había recuperado su esencia, esa que sin explicación alguna hace pensar al rival que si llegaban a la prórroga no la podrían tumbar. Habían recuperado a la historia, al mito. El viento soplaba a favor.

Pasaron los partidos, los cruces, las selecciones, e Italia era cada vez más fuerte. Tres de tres en fase de grupos, cero goles encajados. Victoria en octavos ante Austria, ante Bélgica en cuartos y ante España en semis. Inglaterra esperaba en la final.

De la nada al todo

Y lo consiguieron. De la nada al todo. Italia ganó la Eurocopa en Wembley ante Inglaterra en los penaltis en lo que fue la liberación de los jugadores y del país. Se convirtieron en los héroes nacionales. Parecía que Italia estaba otra vez en la élite, pero fue un precioso espejismo.

Nadie habría dicho en ese momento que la campeona de Europa no estaría, tampoco, en el Mundial de Catar 2022. Era impensable, era el rival a batir. Pero en el fútbol, ya se sabe, no hay que dar nada por hecho.

En un grupo con Suiza como máximo rival, la clasificación directa se daba por segura. Pero, nada más lejos de la realidad, los empates ante Bulgaria, Suiza e Irlanda del Norte, así como un bajo nivel futbolístico en la fase clasificatoria, condenaron a Italia a disputar la temida repesca, esa que tan malos recuerdos generaba.

Jorginho tuvo el pase en su pie

Un penalti pudo cambiar el cuento y evitar el sufrimiento, pero Jorginho, especialista desde los once metros, falló en el minuto 90 ante Suiza (0-0), algo que pudo haber cambiado la historia futbolística de la nación.

La segunda posición era un hecho. Italia jugaría la repesca. Y si la situación podía torcerse algo más, se torció. Nadie quiere estar en la repesca, pero menos tener a una selección de nivel en tu camino. Primero había que superar a Macedonia del Norte, pero Portugal asomaba en el horizonte en una posible final de repesca.

Dominó Italia en la primera mitad. Asedió a una Macedonia encerrada, pero sin obtener recompensa. Los fantasmas del verano de 2018 iban apoderándose de la atmósfera en el Estadio Renzo Barbera de Palermo (sur) según pasaban los minutos en un encuentro dominado pero en el que el gol no llegaba. Macedonia no generaba peligro. El partido se encaminaba a la prórroga, pero el fútbol se cebó.

Un gol en el descuento

El fútbol es un deporte en el que da igual lo que hagas si no metes gol. Es diferente al resto, y puede llegar a ser cruel. Italia recibió un gol en el descuento en lo que fue el segundo disparo entre los tres palos (cuatro disparos en total) de los macedonios. Treinta y dos veces disparó Italia, dieciséis saques de esquina. Nada bastó para imponerse a una selección inferior y que estuvo sometida.

Saltaba la mayúscula sorpresa. La campeona de Europa caía, desde muy alto, ante Macedonia. Quedaban tres minutos, pero fue imposible. La tetracampeona se perdería la segunda edición consecutiva de un Mundial.

Italia toca fondo. Más que en 2018. Había mucho en juego, expectativas altas y aspiraciones. La decepción ha sido mayor que la que reinó aquel año. Del éxito europeo al batacazo mundial.