Su presentación fue digna de un campeón. Cuatro días antes, un 13 de julio, Toni Kroos levantaba la Copa del Mundo en Brasil. Aterrizaba en Madrid uno de los mejores centrocampistas del planeta.
Su clase, visión y efectividad caracterizan a un futbolista que rápidamente se adaptó al equipo, convirtiéndose, junto a Modric, en el motor blanco.
En su etapa como madridista lo ha ganado prácticamente todo. En total 12 títulos, entre los que están la hazaña de las tres Ligas de Campeones consecutivas. Pero casi cinco años después de su llegada, el centrocampista alemán pierde peso. Más después de actuaciones como las de Mestalla ante el Valencia, donde fue uno de los señalados.
Kroos ya no es intocable para Zinedine Zidane. El centrocampista es ahora prescindible para el entrenador francés pero un reclamo para otros dos clubes que tienen algo en común, la ciudad.
El Manchester United lo quiere y ya habría puesto sobre la mesa una oferta, pero también el Manchester City, en concreto su técnico Pep Guardiola, que lo persigue desde su llegada al Bayern de Munich justo cuando el jugador fichó por el Real Madrid. Desde entonces... Guardiola le sigue de cerca, acechando a cualquier movimiento de Kroos.