Vídeo: Efe | Foto:Telemadrid
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Jaime Mata (Tres Cantos, Madrid, 30 años), es una de las sorpresas de la temporada. Suma catorce goles y sólo otro español ha marcado más en Liga, Iasgo Aspas.

En el Getafe, aunque parezca increíble, disputa su primera temporada en Primera División. Ha llegado tarde, pero a tiempo.

En la víspera de jugar ante el Real Madrid en un duelo clave por la Liga de Campeones, Mata demuestra en una entrevista a la Agencia Efe que es un jugador diferente. Agradece que prohíban los teléfonos en el vestuario. Pertenece a la última generación que probó el barro de chaval.

Dice que ya no hay clases en el fútbol. Y parece que quiere seguir en el Getafe. Antes de la entrevista, una confesión: escucha música alternativa, rock and Roll. Este curso, es nuevo y aguanta el reggaeton en el vestuario. "El año que viene, eso cambiará". Ya va cogiendo galones.

¿Quién le inyectó el fútbol en vena? ¿Alguien le dio un empujón para convertirlo en una ocupación profesional más allá de una simple afición?

El fútbol siempre ha sido un hobbie. Así lo he practicado y así lo he vivido. Incluso ahora que puedo estar viviendo de él.

Los entrenadores van dando ciertas nociones y datos para que te des cuenta de que es algo que con esfuerzo y dedicación puedes crecer.

Depende de factores, pero cuando llegué a Tercera me incidieron en que me lo tomara en serio porque se podía llegar.

¿Pertenece a esa generación que de pequeño todavía jugaba en campos de barro?

Sí. He jugado en campos de tierra. Incluso en juvenil había campos así. Era diferente, campos tremendamente distintos. Ahora, desde prebenjamín se empieza a jugar en hierba.

En el Tres Cantos, hasta que se hizo artificial, jugué en tierra varios años.

¿Eso crea un estilo de jugador diferente? ¿Nota que los chavales de su época eran más pícaros? Ahora todo tiene que estar perfecto, que no pase nada...

Se nota. Desde pequeño hay muchas escuelas de tecnificación. Todo es muy profesionalizado. Antes era mucho más de picaresca para unas cosas, un fútbol diferente e incluso se hacía fútbol de calle.

Por las tardes, estabas mucho tiempo sin que hubiese tanto peligro como hoy en día, que hay mucha sobreprotección con los niños. Antes estabas en la calle con gente mayor y tenías que espabilar. Es otra generación.

Tiene 30 años, su compañero de ataque Jorge Molina, 37... Cuando observan a los jóvenes del vestuario, ¿ven diferencias de comportamiento respecto a cuando eran nuevos en un vestuario?

Nuevas generaciones y nuevas formas de entender el día a día. Estamos acostumbrados a otro tipo de sensaciones y situaciones.

Llegabas antes, eras el primero en hacer todo lo que se te pidiese, el último en ducharte, el último en tumbarte en una camilla y el último en todo. Un lenguaje que no se hablaba y se tenía, eso se ha perdido un poco. Se ganan otras cosas. El trato es más directo, todos a la misma altura, no hay clases.

¿Vivió la época sin teléfonos en un vestuario?

Sí. Al principio no había.

¿Se nota?

Sí. Soy de los que agradecen cuando hay entrenadores que prohíben el uso de los móviles en el vestuario. Favorece el trato.

Parece una tontería, pero no es lo mismo entrar y hablar con el de al lado que estar cada uno con su teléfono hasta que aparece el entrenador. Esos detalles influyen luego en el día a día.

Comenzó Derecho. Después hizo un grado superior en Administración y Finanzas y luego otro en Comercio Internacional. ¿No las tenía todas consigo de que iba a llegar a la cima? ¿O simplemente estudió porque le apetecía?

La prioridad siempre fueron los estudios. Me arrepiento de no haber terminado la carrera y haberme pasado a los módulos.

Pero siempre lo hice con la prioridad de la formación académica. Del fútbol dependes de un montón de factores para poder llegar. Hay que tener los pies en el suelo. Lo primero, es la formación académica.

Jorge Molina dijo que aconseja a los más jóvenes del vestuario que estudien ¿Usted hace lo mismo?

Sí. Hoy justo hablaba con Hugo Duro (canterano). Tenía época de exámenes y me decía que con esto lo había dejado. Le he metido caña diciéndoles que no se le ocurra parar. Eso es lo primordial.

El fútbol es un deporte injusto. Hoy estás arriba y mañana abajo.

En su primera etapa, cantera del Rayo, Móstoles, Tres Cantos, Socuéllamos... ¿estuvo a punto de dejar el fútbol porque veía que no llegaba a la cima?

Sí, bueno. Tuve la suerte de que todo llegó de la mano. Justo cuando acabé los estudios tuve la oportunidad de irme fuera de Madrid. Iba todo parejo. En ningún momento tuve una decisión complicada.

Terminé los estudios con la idea de ponerme a trabajar y justo llegó la oportunidad de irme al Girona. Pensé que no pasaba nada por probar la experiencia. Si no, volvía y me ponía a trabajar. Nunca estuve entre la espada y la pared.

Conoció la crisis a fondo... es famosa su foto con los pantalones bajados con el Galáctico Pegaso protestando por impagos ¿Cómo fue aquella época?

Por suerte me pilló viviendo en casa. Me llegó la oportunidad. Lo vi un poco desde fuera, pero la gente veterana del equipo necesitaba ese dinero para comer, para pagar hipoteca, dar de comer a los niños... eran situaciones complicadas. Empatizas con la gente y con la necesidad que había de los sueldos. La crisis afectó mucho al fútbol modesto.

Hasta casi los 25 años no llegó a Segunda División. Jamás fue un hombre de 20 goles y de repente en el Valladolid marca 35 el año pasado. ¿Cuál fue el cambio?

Esos años vas trabajando. Me centro en tener ocasiones. Cuando las tienes, algunas entran y hay veces que el fútbol es caprichoso y con muy poco haces muchos goles y otras cuesta un montón.

Mi obsesión es terminar el partido y haber tenido ocasiones. El año pasado entraban con mucha facilidad.

¿El Getafe fichó a un chollo?

A día de hoy es fácil porque salen las cosas bien. Juego y hago goles, pero al principio contaba con menos minutos. La ilusión era la misma. Ahora intento aprovechar mi racha.

Debutar en primera con casi 30 años... ¿Llega tarde o es un premio?

Siempre pensé que era algo inalcanzable. Cada categoría a la que llegaba era un premio. Ahora lo veo como un premio a todo el trabajo y a todos los años de dedicación. Que haya terminado con el premio de Primera, no puedo pedir más.

Cuando estaba con los pantalones bajados en 2009... Si le dicen que va a jugar en la selección, ¿qué habría pensado?

Le diría que está loco. No entraba ni en el mejor de mis sueños haber disfrutado de la experiencia de haber estado convocado con la absoluta. Fue una semana preciosa. Disfruté muchísimo del día. Recuerdos para siempre.

Y si en pretemporada alguien le dice que el Getafe a falta de cinco partidos va a estar peleando por la "Champions"... ¿Le habría llamado también loco?

El objetivo era la permanencia con soltura para soñar con algo más, como estar cerca de Europa. Pero estar donde estamos era algo impensable. A falta de cinco jornadas, pelear por los mejores puestos, lo disfrutamos mucho.

¿Cómo ve al Real Madrid? ¿Más peligroso porque sus jugadores tienen que 'venderse' a Zidane? ¿O más asequible porque no se juegan nada?

El Real Madrid al final está obligado siempre a ganar, sea la situación que sea. Eso es lo que le hace tan complicado.

Son los mejores jugadores y conlleva un riesgo muy grande. Tienen que demostrar que son el Real Madrid y que ganan siempre.

¿Es preocupante el posible regreso de Vinícius? Tal vez es el que más ganas tiene de lucirse delante de Zidane...

No te puedes descuidar con nadie. Incluso tú al cien por cien, en un detalle se va el partido. Vinícius es uno de esos jugadores muy buenos y hay que estar al 200% para meterles mano.

¿Lo que le ha pasado al Real Madrid se veía venir? ¿Era un fin de ciclo anunciado que no supieron ver?

Tenían una trayectoria buenísima. Lo que han logrado, nadie lo ha hecho. El mérito es suyo. Ellos peleaban y que siguiese todo bien, pero cada temporada es un mundo. Ahora es otra situación. Es un equipazo y saldrá adelante.

Jugar la Champions, ¿ayudará a que figuras que podrían salir como Bordalás se queden en el club? ¿Puede atraer a más gente en vez de que el Getafe sea un club trampolín?

Sí, totalmente. Es lo que pienso. Muchas veces hay clubes que parecen trampolín. Dándole la vuelta a la situación se puede ver desde otro punto de vista.

Si haces una buena base, tienes estos años buenos, un entrenador muy querido en el club con resultados y un buen proyecto... al final es un club para crecer.

Tiene una Ciudad Deportiva que se pueden hacer muchas cosas, un buen estadio, cerca de Madrid. Tenemos todo para darle la vuelta a eso y que sea un sitio en que la gente quiera venir.

Entonces, Bordalás y usted... ¿tienen futuro aquí?

Sí, totalmente. Primero, por contrato (ríe). A partir de ahí, se puede dar la vuelta y más si el equipo está arriba. Es un escaparate muy bueno para que los jugadores quieran venir.