"Estamos en otra final con Croacia, es increíble lo que estamos haciendo"
Foto: EFE |Vídeo: Telemadrid
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La inconfundible camiseta ajedrezada de Croacia, sinónimo de resiliencia y eterna lucha en los futbolistas que la heredan de generación en generación en su corta historia, siempre traerá a la memoria a un máximo exponente. Es Luka Modric. Eterno. Tras firmar una nueva exhibición futbolística para dejar a su país a puertas de su primer título y eliminar de la Liga de Naciones al anfitrión, Países Bajos (2-4).
Elegido MVP de un partido en el que se jugó a lo que quiso Modric. Podría, por edad, ser el padre de la gran parte de futbolistas que había sobre el terreno de juego, pero el físico de Luka le sigue permitiendo sobresalir en encuentros en los que, tras sufrir en el primer acto como ante Países Bajos, acabar dominando el partido. Aportó su visión en cada acción de peligro croata, diseñó pases en corto y en profundidad, apareció para provocar un penalti, decidir el lanzador o poner el broche con gol a un triunfo de prestigio.
La lección magistral de Modric le convierte, a la espera de la irrupción de España e Italia, en el gran protagonista de la fase final de la tercera edición de la Liga de Naciones. Un título que demostró Croacia que desea tanto como un Mundial, en donde ya rompieron todos los esquemas siendo subcampeones en Rusia, o una Eurocopa.
Modric se fue del estadio De Kuip con la ovación del público local en pie. Con el dolor de ver a su selección, Países Bajos, eliminada en su casa, dejaron de lado la rivalidad para mostrar admiración y respeto a un futbolista que se ha ganado el cariño del mundo del fútbol. Un señor que eleva los valores de la deportividad y la elegancia en los terrenos de juego, mientras la afición croata coreaba "Luka, Luka, Luka", rendida a su gran referente.
De Davor Suker, Zvonimir Boban, Robert Jarni o Robert Prosinecki. De su tercer puesto en la primera aparición en un Mundial tras desligarse de la antigua Yugoslavia. Se ha pasado a una Croacia que juega al son de Modric. Hasta 165 partidos como internacional. Desafiando cualquier lógica de la edad en un futbolista que sigue rindiendo bajo la gran exigencia diaria que marca un club como el Real Madrid.
"Estamos en otra final con Croacia, es increíble lo que estamos haciendo. Lo que conseguimos no es por suerte. Ganar tantos partidos en prórrogas no es fortuna. Merecíamos ganar y estar en otra final", aseguró Modric tras ser reconocido como el mejor jugador de la semifinal.
Centrado únicamente en hacer realidad el sueño de un país pequeño que pelea entre gigantes como Croacia. En despedirse con un título que encumbraría su obra. Sin pensar si la Liga de Naciones será su punto final o estirará aún más para llegar a la Eurocopa 2024. "No es tiempo para hablar de esto, mi única preocupación es la final".
Es la situación que vive en el Real Madrid tras ver como el fútbol árabe también ha puesto los ojos en una leyenda que daría prestigio a una Liga emergente. Tiene la opción de firmar un año más sobre la mesa, con el respeto de Florentino Pérez para cumplir su deseo de retirarse de blanco, pero la tentación de un sueldo duplicado ha evitado que se cierre su continuidad al cien por cien. Se ha ganado su derecho a decidir. Como Karim Benzema. Leyenda del madridismo y de un dominio en la Champions que queda para la historia. Y de una Croacia donde su legado será eterno a la espera de que ponga fecha a su última exhibición.