Nada mas en uno de sus 77 partidos precedentes de la Liga de Campeones, Diego Simeone y su Atlético de Madrid habían emulado la nulidad ofensiva, sin un solo tiro entre los tres palos, del despropósito de este martes contra el Chelsea, que señala directamente al técnico por su planteamiento fallido, su regresión defensiva y su paso atrás en un momento determinante.
Entre la preocupación absoluta en retener el 0-0, más que en promover de verdad la victoria, y la incapacidad de armar un ataque ni un contragolpe algo relevante, el Atlético se quedó en nada sobre la portería rival. De sus seis intentos que recogen las estadísticas de la UEFA, tres terminaron fuera y otros tres fueron bloqueados. Ninguno tomó la dirección del marco contraria de Edouard Mendy.
Sólo otra vez le había ocurrido al técnico dentro de esta competición: en la debacle en Turín frente al Juventus en 2018-19, también en los octavos de final, en el encuentro de vuelta, esa vez como visitante, cuando Cristiano Ronaldo lo devoró con un 3-0, como también lo hizo con la renta de 2-0 con la que acudía el Atlético.
En ninguno de sus otros 76 partidos más en la Liga de Campeones. Ni siquiera en las visitas al Santiago Bernabéu frente al Real Madrid. Ni en el 1-0 de los cuartos de final de 2014-15 (con 2 tiros entre los tres palos de seis intentos) ni en el 3-0 de las semifinales de 2016-17, cuando probó cuatro, sólo uno en el marco.
Ni tampoco en sus derrotas en Múnich contra el Bayern. Ni en el 4-0 de este curso, con uno nada más de ocho lanzamientos; ni en el 2-1 que lo clasificó para la final en 2015-16, con cuatro; ni en la derrota por 1-0 de la fase de grupos de 2016-17, con tres. Ni tampoco en el Camp Nou. Ni siquiera cuando jugó con diez desde la media hora por la expulsión de Fernando Torres en 2015-16. Ni en el Signal Iduna Park de Dortmund, cuando recibió un 4-0 en 2018-19.
No hay ni un solo ejemplo más en la Liga de Campeones en ese sentido -hay varios en cuanto al plan defensivo y fallido- como los partidos del Juventus en 2018-19 y este martes contra el Chelsea, tan expresivo también en otras estadísticas, como las entregas o conducciones en campo contrario: el Atlético sólo entró en el área de penalti seis veces, pero es que nada más superó el tercio de campo rival y se aproximó a esa zona en únicamente veinte ocasiones.
"Entendíamos que el partido había que jugarlo como lo vieron", ratificó Simeone en la rueda de prensa posterior al duelo, donde propuso una defensa de seis hombres en el repliegue (de derecha a izquierda Ángel Correa, Marcos Llorente, Stefan Savic, Felipe Monteiro, Mario Hermoso y Thomas Lemar), incluyó a Joao Félix en el medio campo a la hora de defender y concentró todo en su territorio.
Una especie de 6-3-1 -nada acorde quizá al tipo de futbolistas que puso sobre el terreno- que sólo alteró al principio con la presión alta que ejerció tres veces al comienzo del choque, con un resultado visible: la ocasión de Thomas Lemar a pase de Luis Suárez. La única del Atlético en todo el duelo. Después decayó, transformado en un equipo menor, cegado en la defensa del 0-0 por encima de todo.
"Entendimos, sobre todo yo, que manejé el equipo como lo vieron, presionar alto en momentos que intuían que podían recuperar la pelota y sino generar el bloque bajo defensivo para que el equipo pueda recuperar, como pasó", abundó Simeone, que sólo puso un matiz a su idea de partido: "Nos faltó asociarnos mejor y tener un poco más de precisión a partir de la recuperación de la pelota". Su equipo tuvo un 73 por ciento de acierto en esa destreza. Muy bajo.
CUATRO VICTORIAS FUERA EN CHAMPIONS EN CUATRO AÑOS
Un ultra defensivo plan derribado de chilena por Olivier Giroud y por el Chelsea que propone al conjunto rojiblanco el desafío de darle la vuelta a todo -al marcador sobre todo, pero también a su nula ambición, su predisposición para jugar al 0-0 y a su dañada imagen en el estadio Nacional de Bucarest- en el encuentro de vuelta en Stamford Bridge previsto para el próximo 17 de marzo, miércoles.
¿Es capaz de clasificarse el Atlético? Sí. Hay referencias. También en la Liga de Campeones. En Londres, en el mismo escenario del duelo de vuelta, por ejemplo, el conjunto rojiblanco hizo bueno un 0-0 en la ida en el Vicente Calderón con una victoria por 1-3 que lo clasificó para la final del máximo torneo continental en 2013-14.
Pero de sus 42 partidos en la era Simeone en esta competición lejos de sus estadios (primero el Vicente Calderón hasta 2016-17 y después el Wanda Metropolitano, de 2017-18 en adelante), hay diez resultados que serían válidos para clasificarse (sin incluir el 2-3 al Liverpool porque fue en la prórroga tras el 1-0 en el minuto 90) y tres provocarían el tiempo extra, porque venció fuera por 0-1. Es decir, 29 de sus marcadores foráneos lo apearían de la competición.
Y, sobre todo, en los últimos cuatro años sólo ha logrado ganar cuatro veces fuera en la Liga de Campeones: 1-2 al Mónaco, 0-2 al Lokomotiv y 0-2 al Salzburgo, además del Liverpool. Nada más.
No son motivos para el optimismo del Atlético, que sólo ha vencido uno de sus últimos cinco choques oficiales (1-2 al Granada), que ha recibido once goles en sus ocho partidos más recientes, que sólo ha marcado un tanto en tres encuentros y cuya tendencia decreciente en la máxima competición europea es más que visible.
Desde que alcanzó las semifinales en 2016-17, la última vez que superó los cuartos de final del torneo, ha disputado 30 partidos, de los que ganó menos de la mitad: 13. Y necesita ganar en Stamford Bridge.