Un playoff final por el título de la Liga de baloncesto y una tortilla francesa tienen mucho más en común de lo que pudiera parecer en un primer momento, y el 2-1 a favor del Real Madrid ante el Barcelona puede ser la receta perfecta para elaborarla de la forma adecuada.
El problema llega cuando hay dos cocineros que quieren hacer la misma humilde tortilla al mismo tiempo y ambos afirman estar en posesión de la fórmula definitiva para hacerla con una nota de 10 sobre 10.
Dos fórmulas opuestas
El Real Madrid cascó el huevo en el primer partido, por aquello del factor campo, y las primeras divergencias surgieron en el batido para conseguir la textura perfecta.
El Barcelona apostó por una mezcla del huevo no demasiado fina, casi por un breve revuelto, con el rebote ofensivo como su principal argumento, mientras que el Real Madrid prefirió una elaboración más trabajada, con intensidad, con acierto en el tiro y con defensa.
El 1-0 les dio la razón a los madridistas en el primer asalto. En el segundo, el Barça intentó dar la vuelta a la tortilla demasiado pronto, casi sin cuajar, y aunque estuvo a punto de conseguirlo, el Madrid subió el fuego para acelerar el proceso al final y que no estuviera tan líquida (la tortilla), con Jaycee Carroll haciendo los honores con un triple que significó el 2-0.
De Palacio al Palau
Con el cambio de fogones al Palau, el equipo azulgrana cogió la sartén por el mango y pidió dar la vuelta a la elaboración culinaria desde el primer momento, aunque el Madrid se opuso e intentó acabar cuando antes lanzando la tortilla al aire para darle la vuelta como el más experimentado chef.
Trey Thompkins con un último tiro-palmeo no acabó de conseguir el toque necesario de muñeca y el Barcelona se apuntó el 2-1.
Ahora el Real Madrid quiere empatar cuanto antes y apuntarse su Liga número 35, mientras que el Barcelona aspira a seguir cocinando y esperar a Madrid para intentar dar su último toque personal a la humilde pero jugosa tortilla.