El huracán Luis Rubiales llegó para cambiarlo casi todo en la Real Federación Española de Fútbol. Lo primero que idea a su llegada es hacer purga en el estamento arbitral.
Rubiales instaló el anticiclón en los árbitros y una borrasca continua en el banquillo de la Selección española. La verdad son cuatro seleccionadores en apenas año y medio de mandato como presidente del fútbol español.
Primero fue cesado Julen Lopetegui, les siguió Fernando Hierro y este pasado martes le tocó el turno a Robert Moreno.
Para Luis Rubiales todos los días son buenos incluso en la guerra abierta con el presidente de LaLiga, Javier Tebas.
El máximo dirigente de la LFP le ha acusado de mentir, sobre todo tras la decisión de llevar la Supercopa de España a Arabia Saudí.
Concordia tampoco hay con algunas federaciones autonómicas y su mediación no logra poner paz en el fútbol femenino.
Un enredo tras otro. Todo envuelto bajo una personalidad que a veces suena un tanto autoritaria. Este pasado martes necesitó dos horas para explicar el último vendaval. El huracánRubiales ha llegado para quedarse.