Vídeo: Efe | Foto:Telemadrid
(Actualizado

En el día más decisivo, en la primera final de la temporada, apareció Joao Félix. Provocó el primer penalti, anotó el segundo y volvió a marcar ante el mismo rival que había recibido su última diana 71 días antes: el Lokomotiv de Moscú, víctima necesaria para el pase del Atlético a octavos de final.

La evolución del Menino de Oro, el fichaje más caro de la historia del Atlético, contratado a cambio de 126 millones del Benfica, ha sido mirada con lupa desde sus primeras evoluciones, todas ellas intermitentes. En la noche del miércoles, en el momento clave que determinaba el futuro del Atlético en la Liga de Campeones, fue ambicioso desde el inicio.

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Porque desde el pitido inicial de una gélida noche en el Wanda Metropolitano, se lanzó hacia el área en busca de una ocasión de gol, recibió de espaldas un centro de Kieran Trippier, se revolvió en busca de Álvaro Morata en una ocasión abortada, y en la siguiente situación ofreció un desmarque al 9 madrileño que acabó con él siendo derribado por el portero ruso Anton Kochenkov.

El árbitro húngaro Viktor Kassai no lo dudó: penalti. Los aficionados rojiblancos se las prometían felices. Joao fue a por el balón, pero la jerarquía rojiblanca imponía que el lanzador fuera el lateral Kieran Trippier. Su disparo, tibio y a media altura, permitió a Kochenkov corregir su estirada y despejar al poste.

"Fue una buena parada, aunque luego me dijeron que estaba adelantado sobre la línea", admitió después el lateral inglés, el primero de la lista de lanzadores que prepara el segundo entrenador rojiblanco, Germán Burgos. A algún aficionado rojiblanco y a algún futbolista, como Saúl, se le aparecieron los fantasmas de anteriores partidos sin concretar ocasiones.

Vuelta a empezar para el conjunto rojiblanco, liderado por un Joao hipermotivado, presente en todas las acciones de peligro, jugando por el centro un poco por detrás de Álvaro Morata, el lugar que más cómodo le resulta y en el que puede desenvolverse por la ausencia de Diego Costa.

Desde ahí generó el mayor peligro rojiblanco, ya que los laterales, tanto Renan Lodi como Trippier, protagonizaron llegadas romas, sin peligro, hasta que un centro del lateral inglés, despejado por el central croata Vedran Corluka, generó un error gravísimo del medio ruso Rifat Zhemaletidnov al intentar acomodarse con el brazo el balón en el borde del área.

El húngaro Viktor Kassai no lo señaló en primera instancia, mientras Trippier se desesperaba señalándose la mano, pero sí le avisó el videoarbitraje, que le llevó a parar el juego, consultar el monitor e irse directo a la zona de castigo. Joao Félix ya tenía entonces el balón en la mano, y esta vez nadie se lo iba a quitar.

Sin un ápice de dudas, el 7 rojiblanco acomodó el balón en el césped, miró al portero, se retrasó dos pasos y apenas necesitó impulso para descerrajar un derechazo fuerte y seco, ajustado al palo derecho de Kochenkov e imparable para el meta ruso.

Era el fin a 71 días sin ver puerta para el punta de Viseu, desde el 0-1 que abrió camino en el estadio Lokomotiv el 1 de octubre, en el que había sido su mejor partido de rojiblanco, al que siguieron un duelo gris en Valladolid y un esguince de tobillo en el Wanda Metropolitano ante el Valencia, con seis encuentros de baja por lesión y un regreso peleado de cara a puerta.

"Es un jugador súper diferente, mostró su calidad y con 20 años de edad demostró su personalidad, forzó el primer penalti y batió al portero en el penalti. Con independencia de su edad sabe que tiene muchas cualidades y tiene esa personalidad", le elogió el central Felipe Monteiro, el otro goleador de la noche.

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También le reforzó en la sala de prensa su entrenador, Diego Simeone, que resaltó su "crecimiento" pero recordó que necesitan que se mezcle mejor con sus compañeros de ataque. "Necesitamos que combine mejor con los delanteros y pueda encontrar ese último pase para que encontrar la finalización y cerrar los partidos antes", dijo.

Pródigo aún en sus atenciones a los medios de comunicación, el joven punta luso aseguró que no estuvo nervioso cuando lanzó el penalti. "Es normal tener estas situaciones de gran responsabilidad. Es nuestro trabajo y no tenemos que estar nerviosos", dijo tras el partido.

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71 días después, Joao Félix se ha quitado un peso de encima, y con él todo el Atlético. "Por fin he marcado otra vez, el gol no acababa de llegar, pero seguro que iba a llegar, pero ha sido un gol importante estoy muy contento", añadió Joao, encarnando la esperanza de todo un equipo en recuperar el acierto goleador. De momento, están entre los dieciséis mejores de la Liga de Campeones.