¡Batallas navales en el Parque de El Retiro!
Calderón de la Barca era el encargado de las puestas en escena
El Coliseo del Retiro fue el primer espacio teatral techado de Madrid
Las corralas fueron uno de los escenarios más importantes y populares del siglo XVI en los que se representaban las obras teatrales. Pero no era el único. Y es que el Parque de El Retiro se convirtió en un destacado escenario teatral.
El rey Felipe IV era un gran apasionado del teatro y comenzó a impulsar las comedias de tramoya (conjunto de máquinas e instrumentos con los que se efectúan, durante la representación, cambios de decorado), que permitían una espectacularidad mayor que la que había en las corralas.
Gracias a la tramoya podían aparecer y desaparecer escenarios, irrumpir de repente la música o realizar efectos y juegos de luces. Y estas comedias tenían lugar, precisamente, en El Retiro.
¿Y en qué parte de El Retiro se representaban estas obras? Pues en el Coliseo del Retiro, inaugurado en 1640 por orden de Felipe IV. Este edificio se convirtió en el primer espacio teatral techado de Madrid.
Pero no quedó ahí la cosa. El director de representaciones de este coliseo, que era, ni más ni menos, Calderón de la Barca, decidió utilizar el estanque como escenario para las puestas en escena.
En aquel entonces el estanque contaba con seis norias colocadas a los lados y con un islote en su centro. Este islote fue el que llamó la atención de Calderón, que hizo traer a los mejores escenógrafos italianos: Cosme Lotti y Baccio del Bianco.
Los tres juntos lograron hacer magia. De hecho, el pueblo salía entusiasmado de cada una de las espectaculares funciones, entre las que también había naumaquias (batallas navales).
Además de en el islote y en el coliseo, también se representaron obras en otras partes de El Retiro gracias a los corrales, aunque estos, como no tenían techo, no podían abrir siempre que quisieran.
Uno de los comediantes más afamados de la época, tanto entre el pueblo como entre la nobleza, era Cosme Pérez, conocido popularmente como Juan Rana. María Belén Cantenys, historiadora de Rutas Teatrales, nos explica que este actor cómico “generaba tal efecto que, con solo salir al escenario, provocaba automáticamente la risa de los presentes, cautivando al público”.
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