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En Madrid no son pocas las calles cuyo nombre viene dado por una profesión. Y una de esas vías que encontramos en el extenso callejero madrileño es la calle de los Libreros. Aquí, además, también existe una increíble leyenda protagonizada por dos dragones.

La calle llegó a contar con más de una docena de librerías. Arturo Sacristán, profesor de Estudio de Las Artes, nos cuenta que el escritor Pío Baroja fue el promotor de otorgarle el nombre de Libreros a la calle, que lo sugiere por el gremio que se reúne en ella para la venta de libros viejos.

Aquí había tantas librerías debido a la proximidad de la Universidad Central

“Es a partir del año 1930 cuando se empieza a denominar así”. Sin embargo, es una calle que tiene mucha historia a sus espaldas. “En un origen se llamaba calle del Pozo o calle de la Justa”, explica Arturo.

Según cuenta la leyenda, en esta calle había un pozo (que, dependiendo de quién nos lo cuente, pertenecía a una tal Doña Justa o que la señora Justa era la protagonista de lo que sucedió).

Un día de mucho calor, una mujer (Justa o no) decidió sacar agua del pozo. Sin embargo, el pozo estaba sellado y ella quitó la tapa. ¿Y por qué estaba sellado el pozo? Porque allí vivían, ni más ni menos, que dos dragones. Al destaparlo, ambos dragones salieron al exterior y quemaron a la mujer.

El pozo y el dragón de la leyenda de la madrileña calle de los Libreros | Redacción

Después, en el siglo XIX, la calle pasó a llamarse de Ceres, para, posteriormente, ya en 1930, hacerse con su actual y definitivo nombre: calle de los Libreros.