La Isla del río Manzanares: una gigantesca piscina con forma de barco

La relación de los madrileños con sus ríos, embalses y pantanos ha sido fundamental a lo largo de la historia. La importancia del agua para nuestra comunidad ha sido tal que, además de ser un recurso fundamental para la vida, se convirtió en una fuente lúdica de diversión. un claro ejemplo de ello lo encontramos en el río Manzanares a su paso por Madrid.

¿Qué ofertas de ocio acuática ofrecía la capital? El periodista y divulgador histórico Lorenzo Gallardo nos descubre un proyecto originado en 1932 llamado ‘la piscina de La Isla’. “Consistía en una especia de isla artificial en el centro del cauce del poco caudaloso río donde había un edificio con una piscina artificial”.

Lo más llamativo de este edificio era su peculiar forma de barco. Luis Gutiérrez Soto fue el ingeniero encargado de su diseño, un arquitecto que experimentó con las novedades técnicas y con los nuevos materiales. “El edificio estaba hecho a imagen y semejanza de la imaginería de la bellísima ciudad de San Sebastián”, explica Lorenzo Gallardo.

Este espacio de baños era muy elegante y llegó a causar auténtico furor entre los madrileños

La Isla, que se encontraba entre los puentes de la Reina Victoria y del Rey, albergaba piscinas alimentadas por las aguas naturales, y cuidadosamente limpias, del río Manzanares. Este elegante espacio de baños también contaba con gimnasio, restaurante y una sala de fiestas en la que se podía bailar.

Este enorme club social llegó a causar auténtico furor entre los madrileños. De hecho, durante cinco años fue el lugar de moda para aquellos que podían pagar sus tarifas, nada baratas para la época.

¿Y qué ocurrió con este proyecto? “En el año 1939, ya casi acabando la Guerra Civil, en uno de los lances del frente, un obús impacto en el mismo puente del barco y destrozó el edificio”.

En 1954, como parte del avance urbanístico de la zona, el edificio fue demolido y desapareció completamente, “aunque hoy nos queda el recuerdo de esta hermosa construcción”, comenta el historiador.