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El Cerro del Tío Pío, conocido popularmente como el Parque de las Siete Tetas, es uno de los lugares favoritos por los madrileños para ir a contemplar el atardecer. Sin embargo, este mirador con unas vistas envidiables de todo Madrid esconde entre sus montículos una historia que no todos conocen.

“El Tío Pío era un hombre que vino de Ávila tratando de buscar sustento para su familia y creó en este sitio una vivienda”, nos explica Luna G. Alijarcio, historiadora, guía cultural y youtuber. Este fue el germen de todo lo que vendría después, ya que, a partir de ese momento, comenzaron a instalarse alrededor una gran cantidad de familias.

El Tío Pío era cantero en la construcción de la Biblioteca Nacional, trabajaba como trapero, criaba cerdos y militaba en Unión Republicana

Sin embargo, la zona no era ni mucho menos como es hoy en día. “Estaba en el extrarradio y, sobre todo, era un lugar muy grande y amplio sobre el que poder asentarse”, cuenta Luna G. Alijarcio.

La falta de vivienda en la ciudad fue lo que empujó, primero al Tío Pío y, después, al resto de familias, a establecerse en este punto de las afueras en el que “tenían espacio y vieron la posibilidad de construir su propia casa”.

Además, como el terreno era arcilloso, no era extremadamente complicado excavar y crear una cueva. Debido a eso, muchos optaron por este tipo de vivienda.

Cuevas del Cerro del Tío Pío | Redacción

La enorme cantidad de personas que acudieron convirtió el cerro del Tío Pío en un sitio no muy agradable en el que vivir: un enjambre de chabolas y cuevas entre callejuelas estrechas y sin ninguna comodidad. Los recién llegados compraban una parcela y, con ayuda de los vecinos, levantaban una construcción en una noche para evitar su derribo.

“En la posguerra fue cuando más gente llegó. Gente muy pobre que viene del campo buscando trabajo”, añade Luna. De hecho, en tan solo diez años pasaron de 500 habitantes a más de 4.000. Y, ya en el año 1978, unas 12.000 familias convivían donde el Tío Pío.

Antiguas chabolas del Cerro del Tío Pío | Redacción

Posteriormente, todas estas personas fueron realojadas y se les concedió una vivienda digna. ¿Y qué fue de todas esas construcciones? “Se demolió todo y se compactó. Y ahora lo tenemos debajo del cerro”, nos cuenta la historiadora. “Es por eso que tenemos este desnivel, porque los escombros están debajo”.

Y es que, el Parque del Cerro del Tío Pío por el que paseamos en la actualidad se creó prensando los escombros con bulldozers hasta compactarlos en colinas que luego se tapizaron de césped y zonas verdes.